TOMA NOTA. Combate la procrastinación y evita el autosabotaje emocional
Luego de que el trabajo requiere concentración y esfuerzo, la procrastinación también, pero esta va más por la libre, sin ningún objetivo específico más que distraernos de nuestras responsabilidades, a diferencia de cumplir una serie de objetivos.
Hay que destacar que, entre la actividad enfocada y la procrastinación existe una delgada línea, está definida por la estabilidad de las emociones, por lo que, aquí te decimos qué es la procrastinación y cuál es su origen.
De acuerdo con Charlotte Lieberman, del The New York Times, destacó que el término tiene su origen del verbo en latín procrastināre, es decir, “postergar voluntariamente” y del griego antiguo akrasia, que significa “hacer algo en contra de nuestro mejor juicio”.
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Sin embargo, Gabriel Zaid, en un ensayo sobre el tema, sostuvo que la palabra se forma "a partir del prefijo pro ‘hacia’ y el adverbio cras ‘mañana’; no ‘la mañana’, sino ‘el mañana’, y en particular ‘el día siguiente a hoy’", y su sentido vendría a ser un poco el de la frase "dejar algo para mañana".
Aunado a lo anterior, Piers Steel, profesor de Psicología Motivacional en la Universidad de Calgary y autor de The Procrastination Equation: How to Stop Putting Things Off and Start Getting Stuff Done, indicó que la procrastinación es una forma de autosabotaje, haciendo daño a uno mismo.
Asimismo, Steel destacó que uno de los elementos ineludibles en la procrastinación es la autoconciencia, que se encarga de tener presentes nuestras acciones como de hacernos reflexivamente sobre estas.
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Steel explica que uno de los elementos ineludibles en la procrastinación es la autoconciencia, la cual se encarga al mismo tiempo de tener presentes nuestras acciones. “Cuando procrastinamos", nos dice Steel, "no sólo estamos conscientes de que estamos evadiendo la tarea en cuestión, sino también de que hacerlo es probablemente una mala idea. Y aun así lo hacemos”.
Por lo que, la contradicción entre la conciencia y bienestar ha indicado a los autores a sostener que la procrastinación es irracional. ¿Por qué hacemos algo que, estamos seguros nos hará daño? Dilema más paradójico de la condición humana.
Justamente por ello, su explicación toca lo emocional, de acuerdo con la profesora de Psicología de la Universidad de Sheffield, Fuschia Sirois, “no tiene sentido hacer algo que sabes que tendrá consecuencias negativas. Las personas se enganchan en este círculo irracional de procrastinación crónica debido a una incapacidad para manejar estados de ánimo negativos en torno a una tarea”.
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Entonces, la procrastinación no es una circunstancia ligada puramente a la pereza o falta de organización, sí echamos mano de la psicología para regular emociones desafiantes o estados de ánimo negativos, como la ansiedad, inseguridad, frustración, resentimiento, entre otros.
De acuerdo con un estudio realizado en 2013 por Pychyl y Sirois, la procrastinación es "la primacía de la reparación del estado de ánimo a corto plazo (…) por encima del objetivo de las acciones planeadas a un plazo más largo”; es decir, se trata de una “urgencia inmediata de administrar los estados de ánimos negativos”
Aunado a lo anterior, si prestamos atención a los momentos de procrastinación al hacer tareas menores, nos daremos cuenta de que las emociones son de baja autoestima, duda, ansiedad o inseguridad, que se conjuntan con pensamientos como: “¿Y si hago esto, pero no es lo suficientemente bueno?" ¿Qué opinará la gente?" "¿Qué pasará si lo hago mal?” "¿Y si esto ya lo han hecho otros?", etc. Y es así como la actividad a desarrollar nos comienza a parecer difícil y aun imposible.
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Por lo que, es necesario tomar en cuenta las emociones negativas, para conducir a pensamientos rumiantes, calificados como “cogniciones procrastinatorias”, así como enfermedades crónicas como la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.
En ejemplo de procrastinación
El psicólogo y profesor de Mercadotecnia en la Facultad Anderson de Administración de la Universidad de California en Los Ángeles, Hal Hershfield, la procrastinación es: “el ejemplo perfecto del sesgo del presente, la tendencia de nuestra mente a dar prioridad a necesidades a corto plazo en vez de las de a largo plazo”, lo cual se debe “realmente no fuimos diseñados para pensar hacia adelante en el futuro más lejano porque necesitábamos enfocarnos en proveer para nosotros mismos en el aquí y ahora”.
Mientras que, a nivel neuronal, se percibe a nuestro yo futuro como extraño: “Cuando procrastinamos, hay partes de nuestro cerebro que realmente piensan que las tareas suspendidas –y los sentimientos negativos que las acompañan y que nos esperan del otro lado– son problema de alguien más”, esto como si nuestra capacidad de toma de decisiones deliberadas al futuro perdiese herramientas de análisis ante una situación de estrés.
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Mientras que, la amígdala, parte del cerebro que detecta un peligro y garantiza nuestra supervivencia, percibe actividad en cuestión como una amenaza para nuestro bienestar, aún cuando la consideremos impostergable, el cerebro busca evadir el peligro presente, resultado de la procrastinación.
Aunado a lo anterior, la procrastinación es un mecanismo emocional que evade responsabilidades del presente, que por algún motivo percibimos como amenaza.
Así podrás dejar de procrastinar
Una forma efectiva pare reducir la procrastinación, de inicio, es tomar conciencia de las emociones y pensamientos que pasan por nuestra cabeza en tres momentos:
- Al acometer una tarea
- Al sentir que estamos a punto de la distracción
- Al darnos cuenta que estamos procrastinando francamente
En dichos momentos debemos preguntarnos por qué sentimos que una tarea es una amenaza a nuestra persona y al darnos cuenta del tipo de pensamiento que nos despierta una tarea obligatoria, es necesario comenzar a desarrollar conscientemente otro mecanismo que regule las emociones y manejarlas de manera más adecuada, funcional y provechosa.
Con información de pijamasurf
*ARD