Y ahora, Tlaxcala
Era noviembre de 2023 y la diputada local en el estado de Tlaxcala, Lorena Ruiz García, hizo una rueda de prensa en la que denunciaba una guerra sucia en su contra. En su análisis, el propósito de tales bajezas era descarrilar su carrera política.
En aquella sesión mediática, la legisladora dijo que andaban circulando en el municipio de Apizaco, miles de volantes que la vinculaban sentimentalmente con Carlos Barragán “El Paletas”, notable integrante de Los Zetas.
Los volantes señalaban que su pareja sentimental era un delincuente de alto impacto y que su campaña política había sido pagada con dinero proveniente del crimen organizado.
A Ruiz se le decía “buchona”, un término usado en Sinaloa para referirse a las mujeres de los narcos. Preguntándole al doctor Mauricio Saldaña, investigador de Seguridad Pública, comenta que el término “buchón” no es despectivo: de esa manera se les dice a los narcotraficantes que bajan de la sierra después de trabajar sus cosechas de marihuana y por el agua que consumen, se les produce una inflamación en el cuello. Pero eso sí: bajan forrados de dólares.
“El Paletas” llevaba años perseguido por la entonces Procuraduría General de la República: en 2010 fue detenido en Cancún, Quintana Roo, por extorsión y cobro de piso, sin omitir 58 denuncias relacionadas en Playa del Carmen.
El experto comenta que Carlos Barragán fue detenido en septiembre de 2010 en Cancún, como autor intelectual de un ataque no exitoso, en el que pretendía atentar contra la ceremonia del Grito, para distraer los cuerpos policiacos y simultáneamente entrar a la prisión local para liberar a delincuentes específicos.
El plan consistía en lanzar granadas de fragmentación a la multitud congregada en la Plaza de la Reforma, frente al Palacio Municipal. Tras las explosiones, la idea era disparar contra la multitud desde dos hoteles vecinos en los que ya habían reservado habitaciones para que varios francotiradores hicieran lo suyo.
Con semejante acción, habría oportunidad para entrar al penal local y rescatar a sangre y fuego a 36 Zetas ahí recluidos. Según las declaraciones de los consignados, el ataque fue organizado y planeado por “El Paletas”, quien entonces era el jefe de plaza de los Zetas en Quintana Roo.
Todo se vino abajo cuando elementos de la Fuerza de Reacción Inmediata (FRAI) que resguardaba la zona, detectaron una camioneta que se usó en la ejecución de un inspector municipal, Paulo de los Santos Osorio, en la zona de Rancho Viejo, no muy lejos del lugar del atentado. Y ahí se frustró aquel evento que seguramente mataría a docenas de inocentes.
En esa ocasión fueron detenidos: Mario Alberto, Javier Alejandro, Felipe, Rubén Leandro, León, Tomás y Brenda. Uno de los detenidos, Javier Alejandro, murió “por suicidio” en los separos, dio a conocer el procurador Francisco Alor Quezada.
A varios miembros de la familia de “El Paletas”, tampoco les había ido bien, a su hermano José Luis, lo habían detenido por narcomenudeo realizado a través de una notable red de taxistas en Playa del Carmen. Y la vivienda de su hermana en la colonia Ejidal, fue rafagueada en dos ocasiones.
Increíblemente, con todo y el atentado de Cancún, además de haber sido investigado por el incendio del bar “El Castillo del Mar”, con un saldo de 9 muertos, “El Paletas” salió libre.
Ese es el escenario en que este personaje decidió poner tierra de por medio, dirigiendo sus negocios a distancia y ahora, inventando una nueva identidad, que sería con la que se presentó en un territorio diametralmente opuesto a las playas, el altiplano.
En Tlaxcala, “El Paletas” se dejaba ver en restaurantes y bares, sin omitir que aparece fotografiado junto a actores políticos y sociales de esa entidad. Evidentemente, se sentía a buen cuidado en Apizaco.
Tras el embate de los volantes que inundaron Apizaco, bajó la ventisca y la diputada Ruiz se reeligió; llegó al cargo por Nueva Alianza. A la fecha, está encargada entre otras comisiones, de la Comisión de Igualdad de Género y contra la Trata de personas, en el Congreso local de Tlaxcala.
Todo iba bien hasta que el pasado fin de semana, un Aveo y un Versa se estacionaron a las afueras de “El Payo, Cocina de Mar”, una marisquería en Apizaco.
“El Paletas” se encontraba en aquel lugar y los hombres que bajaron de aquellos autos eran elementos de la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO) de la Fiscalía General de la República. Lo detuvieron en un instante.
No funcionó ya que este personaje había mudado de nombre y no se llamaba Carlos sino “José Alberto”. La diputada se enteró y de inmediato comenzó a señalar que unos sujetos armados habían “levantado” a su marido. No pasaron más de unos minutos para que se confirmara la aprehensión y el traslado a las instalaciones de la FEMDO.
El doctor Saldaña señala que los Zetas como tal, ya no existen y que se dio una escisión en tres grandes grupos: Cártel del Noreste, Zetas Vieja Escuela y Sangre Nueva Zeta. “El Paletas” seguía trabajando con una red de cobradores de piso y narcomenudistas en la zona hotelera de Cancún.
De las anécdotas que se cuentan
Ante estos hechos, aparecen varias inquietudes en el ánimo de la clase política tlaxcalteca: la primera es el impacto que traerá esta detención en el pequeño círculo del poder del estado, que claramente conocía y trataba a “El Paletas”.
La segunda es evidente: investigar las huellas del dinero que aquel personaje de los Zetas pudo haber sembrado en la economía de la región.
Y la tercera: considerando el aluvión de ejecutados e incinerados en Puebla que se está viviendo ahora mismo y que tienen como factor común a pugnas de pandillas de alto impacto que han trabajado o trabajan para CJNG, Zetas y la Nueva Familia Michoacana, hay que pensar en lo que está ocurriendo en Tlaxcala y las implicaciones que todo lo anterior tendrá para ambas entidades.
Decía Julio Scherer que habría ocasiones en las que el lobo y el cordero durmieran cerca.
Pero el cordero, nunca podría cerrar los ojos.
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*ARD
