Un nuevo proyecto
A unas horas de que empiece el invierno, mañana martes a las 10;59, la política poblana se está calentando.
En las últimas semanas se han llevado a cabo pláticas y reuniones informales de políticos, funcionarios, empresarios y líderes de organizaciones no gubernamentales donde el tema 2024 es inevitable.
La sucesión gubernamental en Puebla y la elección de legisladores federales y locales y de 217 ayuntamientos llama la atención a todos y destaca que para la mayoría no hay candidatos preconcebidos ni amarrados, no hay fatalidad, pues.
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Hay simpatías y preferidos, por supuesto, pero asumen que falta aún mucho para que lleguen los tiempos de la selección de candidatos en los partidos, lo interesante hoy es que algunos, incluso con la militancia comprobada, están dispuestos a escuchar de proyectos que más que partidistas sean de la sociedad y ahí el abanico se abre.
Sin ser explícito aún, muchos coinciden en que no irán con la propuesta de Acción Nacional, porque ellos como principal fuerza de oposición van a lanzar candidatos panistas y esperan que los otros de su alianza Va por Puebla los sigan obedientes y si se suman ONGs bienvenidas pero que respalden a sus candidatos propuestos.
Ahí es donde se piensa es formar una fuerza social que integre partidos y representantes de la sociedad con candidatos que no necesariamente sean políticos, no desestiman a los precandidatos de Morena, pero están lejos de apoyar a uno determinado.
Son tiempos de seguir auscultando y sobre sobre forjando una propuesta para Puebla que no sea más de lo mismo y que sea incluyente, lejos de las imposiciones partidistas y de los líderes o caudillos que solo buscan apoyos políticos para lograr posiciones y se olvidan de sus compromisos.
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Puebla está primero y en pleno invierno continuarán dialogando y buscando fortalecer una posición con más tinte de proyecto de la sociedad que de los políticos y sus partidos, que provocan alianzas, pero solo exigen obediencia y disciplina.
Veremos hasta dónde llegan.
De las anécdotas que se cuentan
Enérgico y determinante, Andrés Manuel López Obrador defendió a la poblana Ana García Vilchis, encargada de presentar la sección “Quién es quién de las mentiras de la semana” en las conferencias de prensa que el propio presidente conduce.
La defensa de López Obrador no fue afortunada, digamos: “Pues no sabrá leer la señorita de la sección, pero la señorita no dice mentiras, no es mentirosa”, soltó.
No se puede estar muy convencido de que una defensa de ese caletre puede servirle a alguien.
Y es que, las pifias que elige la señorita Vilchis para defender a su jefe son por lo menos, catastróficas.
Lo anterior quiere decir que el ejercicio de contradecir a una organización, a un actor político o a un académico respecto a lo que señala sobre el actuar de López Obrador, requiere de un análisis verdaderamente exhaustivo y a partir de ello, identificar qué dicho es factible de ser desmentido.
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En todos los países desarrollados del mundo existen áreas en las oficinas de los Jefes de Estado y de Gobierno en las que hay expertos posgraduados en lingüística, política, comunicación política y psicología, enfocados a esas tareas.
En México, no hay tales.
Entre las barbaridades que Vilchis eligió recientemente, se encuentra el de una ONG muy respetada a nivel mundial, “World Justice Project” (WJP).
Esta organización publicó su acostumbrado índice de Estado de Derecho y México aparece en su edición 2021, dentro de los cinco países más corruptos del mundo, apenas detrás de Uganda, Camerún, Camboya y el Congo.
¿Cómo se puede desmentir al WJP? ¿Con qué evidencias? ¿Bajo qué condiciones?
Y, además, intentarlo con argumentos que no exhiben nada.
No cabe duda que, lo que no es falso no es verdadero.
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*ARD