El tema migratorio es hoy fundamental en las campañas políticas por la presidencia de Estados Unidos y para países, como México, encabeza la agenda social y política.
Pero no sólo incide en América, tanto en el Norte como Centro y Sudamérica, en Europa también tiene connotaciones de seguridad nacional por el número de migrantes que llegan de Europa Oriental, África y Asia.
Por ejemplo, el gobierno de Alemania anunció este lunes su decisión de activar controles en todas sus fronteras terrestres con la intención de reducir la inmigración irregular y endurecer la política de gestión de peticiones de asilo, lo cual implica mantener detenidos a los solicitantes mientras se decide si Alemania o cualquier otro Estado de la Unión Europea son competentes para decidir sobre sus demandas.
Por ejemplo, la medida, hecha pública por la ministra alemana del Interior, del socialdemócrata SPD, supone aplicar una excepción a la libre circulación, establecida por el acuerdo de Schengen, que prevé la posibilidad de hacerlo cuando exista una seria amenaza para la seguridad interna.
Hoy, existe una decena de países de la Comunidad que han activado excepciones, pero, por su centralidad y por la extensión a todas las fronteras, la decisión alemana tiene una trascendencia especial.
El anuncio se produjo luego de la derrota de los partidos de la coalición de gobierno —SPD, verdes y liberales— en las elecciones regionales en el este alemán, celebradas después de un ataque terrorista por el cual se ha detenido a un ciudadano sirio solicitante de asilo y en las que la ultraderecha protagonizó una intensa campaña.
Llega, además, a días de otras elecciones en Brandeburgo, también en el este. Se trata de una medida de corte electoral cuyos beneficios prácticos son tan dudosos como sus fundamentos: pese a servir de coartada populista, el porcentaje de inmigración es escaso en el este de Alemania.
Hay consecuencias negativas de esta decisión.
Además del entorpecimiento a la libertad de movimiento y de la molestia evidente de los países vecinos, una decisión de este tipo por parte de la principal potencia de la Unión Europea marca un precedente y debilita un aspecto importante para la integración europea como la libre circulación.
Ahora, existe el riesgo de que la adopción de ciertas medidas por parte de partidos moderados legitimen el discurso xenófobo de las formaciones ultras y consoliden el marco mental que hace de los inmigrantes el chivo expiatorio de problemas que nada tienen que ver con ellos.
Esas consecuencias pueden verse en el próximo gobierno de Estados Unidos, republicanos o demócratas, porque sus electores piden más rigor en el trato a los migrantes que cruzan por la frontera norte mexicana, sean paisanos o de otros países.
Alemania no es una excepción. En otras naciones, marchan a posiciones extremas en materia migratoria. En Francia, los macronistas aprobaron en diciembre pasado una ley tan dura que fue celebrada como un logro propio por Marine Le Pen.
El gobierno de coalición holandés, liderado por los ultras, anunció el viernes pasado medidas draconianas que deberá detallar aún, pero que pasan por abandonar el consenso comunitario sobre asilo.
Es necesario que en Europa y en otros países del mundo, los partidos moderados rechazan el discurso migratorio ultraderechista, que alimenta la idea de emergencia e inseguridad alejada de la realidad.
Requieren un discurso apoyado en datos, en el derecho internacional humanitario y en la evidencia de la riqueza, no solo material, que la inmigración genera a los países a donde llega, primordialmente a trabajar.
México debe tener pronto una política migratoria que contrarreste los excesos xenófobos de los poderosos grupos radicales de Estados Unidos.
De las anécdota que se cuentan
Seguramente sólo ellos lo saben a qué posición, pero sigue vigente la invitación de la doctora Claudia Sheinbaum para que el gobernador poblano se sume a su gabinete.
Sergio Salomón sólo pidió concluir su mandato, lo que ocurrirá el 13 de diciembre próximo.
Del equipo de la presidenta electa trascendió la versión de que el poblano iría como director al Instituto Nacional de Migración.
Él ha preferido guardar discreción y no ha dicho nada al respecto.
Migración, el próximo sexenio, será una dependencia clave en las relaciones con Estados Unidos y no sería raro que por lo mismo le pidan al gobernador poblano acepte esa posición.
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*ARD