Aquella noche del 2 de julio de 2000, la derrota para el priismo en el distrito XI del estado fue estrepitosa, el ex subsecretario de Gobernación, Javier Lozano Alarcón, perdió la diputación federal en la capital poblana ante el panista Miguel Mantilla, quien no invirtió ni la décima parte de lo que gasto el abogado melómano, quien a pesar de sus más de 30 mil votos en las urnas le ganaron más de dos a uno y el XI en esa fecha fue el distrito más votado para Acción Nacional en el país.
Como él jamás “pierde”, eso presume, públicamente amarró su derrota al triunfo presidencial de Vicente Fox, quien le ganó a Francisco Labastida, candidato del tricolor, pero a Lozano ni los millones de pesos en campaña que gastó, en regalos y la presentación de Brozo en su cierre, le ayudaron a tener un resultado digno y no lo arrasaran, como sucedió.
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El mismo Lozano, que en las elecciones de 2012 se fue a dormir pensando que había perdido la senaduría, amaneció con que representaría a la primera minoría y todo porque su amigo Eukid Castañón operó los resultados para que Manuel Bartlett no representara a Puebla. Sólo así el abogado, que está por cumplir 60 años, de la Libre de Derecho de la CDMX, ocupó un escaño.
El Lozano que no pierde, según él, fue vocero del derrotado candidato presidencial priista José Antonio Meade, por quien abandonó Acción Nacional, partido al que el pasado 5 de julio regresó al presentarse en las oficinas poblanas y cubrir sus cuotas pendientes.
Todo por una razón, quiere ser su candidato a la gubernatura en 2024.
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El miércoles pasado, Lozano hizo pública su ambición para abanderar a Acción Nacional:
"Levanto la mano como aspirante. Todavía no son tiempos oficialmente hablando, habrá que esperar. Levanto la mano diciendo legítimamente 'quiero participar'. Estoy en condición física, ética, moral, intelectual, muy preparado y con mucho entusiasmo para lo que viene", señaló en entrevista radiofónica con López-Dóriga.
Precisó que esta ha sido una aspiración que tiene como habitante de Puebla -aunque desde que terminó su preparatoria en el Instituto Alejandría no ha vivido permanentemente en el estado-después de años en diferentes cargos en la administración pública y, sobre todo, ante "el desastre" de Morena en Puebla y a nivel nacional.
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Presumió que el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, no será un obstáculo, ya que él le ayudó a regresar, aunque en realidad el michoacano con quien está comprometido es con Eduardo Rivera.
"Ya regresé de la mano de Marko, me dio la bienvenida y le hablé de mi aspiración a participar en el proceso. Lo vio bien, hay que esperar los tiempos del calendario electoral, tanto por lo que hace de la alianza Va por México (PRI-PAN-PRD)", insistió.
Lozano se separó del PAN en 2018, luego de que el partido anunció que el candidato a la Presidencia iba a ser Ricardo Anaya y un día después dijo que iba a ser el vocero de campaña del priista Meade.
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Se cuidó al decir que "lo importante" es privilegiar alianza de Va por México para que el candidato a gobernador tenga más fuerza en Puebla, cuando en realidad se ha pasado años hablando mal de priistas y perredistas a los que ahora apela.
Afirmó que Morena no tiene fuerza como partido político, sino es una "secta de fanáticos" que usa los programas sociales como programas clientelares para llegar a mucha gente.
Prometió lo que nunca ha practicado: estar cerca de los poblanos y que su objetivo es que el estado regrese a lo que era cuando gobernaron Moreno Valle, José Antonio Gali y Martha Érika Alonso.
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Eso sí, se atrevió a pedir que haya una elección primaria donde los interesados a la gubernatura realicen un debate y a partir de eso, la ciudadanía, no los panistas, tome una decisión.
Lozano Alarcón, intenso polemista en redes sociales, levantó la mano porque pretende gobernar Puebla, donde nació, pero entidad que en los hechos ha demostrado despreciar.
Ambiciona el poder, no servir a los poblanos.
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*ARD