Acatlán, una larga guerra

Del Reportero

Alguna vez preso en el penal de Atlixco, desde 2019 se hizo cargo de las operaciones de “Los Rojos” en Acatlán de Osorio, particularmente narcomenudeo, robo de mercancías y cobro de piso. Tal es el caso de Pedro, “El Pelle”.

La especie de que “es un rumor” que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) haya decidido conquistar Acatlán, es de risa loca, pues existen informes de inteligencia que exponen la presencia de células de este grupo en la Mixteca, al menos desde hace siete años.

Más curiosa se vuelve la historia al preguntarse cómo es posible que una corporación criminal como CJNG no haya podido tomar el control de Acatlán, en el entendido que dispone de miles de sicarios que podrían acudir a ese rincón de la Mixteca poblana y hacerlo suyo en días.

Para entender las cosas, hay que ubicar a varios protagonistas: a “El Pelle”, a “El Chino”, a ciertos políticos locales y como es de entenderse, a Acatlán mismo.

Emboscadas y marinos. “El Pelle” es sucesor de Alejandro, “El Chino”, quien fue ejecutado, pero no como podría suponerse, por alguien de CJNG. Fue eliminado por otro individuo que anhelaba su puesto al interior del grupo delictivo.

 

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En ese tiempo, un exalcalde era protector de “El Chino”, quien, sin mayor preocupación, se movía con una notable escolta, por el municipio.

Dicha demostración de poder no podría darse sin la complacencia, tanto del presidente municipal como de su entonces director de Seguridad Pública, quien también fue acusado de cobrar piso a transportistas y comerciantes de la región.

Se habla que ese edil iba con frecuencia al rancho de “El Chino”, ubicado en la Inspectoría de Los Lobos en la Junta Auxiliar de La Huerta. Ese rancho sería objetivo de las Fuerzas Especiales de la Marina Armada, el 13 de agosto de 2017, adonde encontraron 105 animales exóticos.

La Junta Auxiliar era gobernada por un personaje que era suegro del propio “Chino”, quien tenía distintas casas de seguridad en Ahuazotepec, lugar en donde fue acribillado el 16 de diciembre de 2018 por una célula de Abelardo “El Michoacano”, para ser finalmente sepultado al mediodía del 18 de diciembre, en Acatlán.

“El Michoacano” quería quedarse con el control de la zona, por lo que “El Chino” debía ser removido de esa posición.

Sin embargo, cabe preguntarse si la autorización de ejecutar al “El chino”, no pasaba por Santiago Mazari Hernández, “El Carrete”, jefe máximo de la organización delictiva con epicentro en Morelos.

Luego entonces, “El Chino” no fue ejecutado por CJNG, sino por un integrante de “Los Rojos”. Con todo, es imposible no tener un cálculo razonable de las cosas sin involucrar a Guadalupe Santa Ana, una población vinculada en más de un sentido, a Acatlán de Osorio.

 

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El aviso del Kínder. El 5 de julio de 2019, en el preescolar Miguel Hidalgo, en la cabecera municipal de Guadalupe Santa Ana, se realizaba la ceremonia de graduación de los pequeños y había unas cien personas reunidas, entre las que destacaban dos: Juan H. y Alejandro Herrera, alcalde.

De la nada, llegó un comando que inició los disparos y cayó abatido, Juan H., quien en ese momento era el responsable de la plaza para CJNG. Tiempo después, la propia fiscalía estatal dio cuenta que el cuerpo de aquel personaje fue robado por sus propios sicarios.

Ahí no terminó el evento, las propiedades del caído fueron saqueadas por un personaje a quien fuentes de inteligencia ubicaron como el segundo al mando de “Los Rojos”, “El Trancas”, quien se dirigió a la calle Lázaro Cárdenas, en Guadalupe Santa Ana, a cumplir la encomienda.

No pasó demasiado tiempo para que se descubriera que “El Chino”, Juan “H” y al menos dos funcionarios del Ayuntamiento de Guadalupe Santa Ana, eran familiares.

El ataque a medianoche. Pasó el tiempo y así fue cómo, el 21 de abril de 2022, alrededor de las once de la noche, un comando emboscó al director de Seguridad Pública de Acatlán, Héctor García Álvarez, en el tramo Palomas-Tlapa Guerrero.

En el acto fallecería su esposa y tres menores de edad quedarían severamente heridos por la volcadura en la que terminó el ataque.

Las autoridades siguen investigando, pero el recuerdo persiste.

Los poderes criminales y públicos de Acatlán se encuentran y desencuentran, a veces entre familias y en otras, entre “Los Rojos” y CJNG.

De ahí que asegurar que el atentado del 21 de abril haya sido cometido por sicarios al servicio de Jalisco, tiene un notorio margen de error.

Como en todos lados, las traiciones persisten cuando se trata de negocios.

En esta trama tan truculenta también hay espacio para la ficción.

 

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En 2019, un funcionario adscrito a una dependencia del gobierno federal, encendió las alarmas al señalar que había sido amenazado por los líderes de “Los Rojos”, por atreverse a “recoger información sensible” sobre la inseguridad en el municipio.

Al ir investigando, personal del gobierno estatal y del nivel federal se encontraron que las amenazas no eran precisamente tales y salieron a relucir docenas de fotografías del personaje en comento, incluyendo lencería en el asiento trasero de la unidad adscrita a su servicio.

Lo que ocurre en realidad.

El por qué Acatlán no cae en manos de CJNG tiene una explicación evidente.

“Los Rojos” disponen de una amplia cobertura en ese municipio, dadas las relaciones consanguíneas que algunos de sus cuadros tienen con personajes notorios de ese lugar.

Y lo demás se da en el marco de un territorio infinito en secretos que solo pueden entenderse, viviendo en la Mixteca, epicentro de historias rebosantes de poder, derrotas y muertes.

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