El Grillo, sin descanso
La especie ha corrido en los pasillos de mercados y de distintas áreas de seguridad pública y de inteligencia, moviéndose como todo rumor que se precie de ser, a velocidad de bólido: que Christian Romero, “El Grillo”, no está muerto.
Reviso su expediente y encuentro dos versiones, una “oficial” y otra que me fue proporcionada por amigos en la federación:
La primera apunta a que el aludido murió por un paro cardiaco y que éste le cayó como relámpago, por lo que no hubo demasiado que hacer al respecto.
La segunda señala que su némesis, “El Michoacano”, literalmente le mandó dar una arrastrada y que tras agregarle una golpiza de órdago, murió con las vísceras estalladas.
En Puebla, los amigos me comentan que fue un caos lo de sus funerales porque las amenazas comenzaron a llover sobre su familia que le sobrevive, motivo por el que se decidió hacer de lado tales ceremonias y seguir adelante.
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Pero la especie de que el personaje de marras está vivo y oculto, ha sido detonada desde San Miguel, el centro penitenciario en el que aquella organización sigue teniendo influencia, particularmente en lo femenil.
La única verdad es que “El Grillo” desapareció. No está en prisión, evidentemente. Si es un rumor, habría que exhibir pruebas irrefutables de ello y no nada más acudir a un desmentido sin mayor soporte que la credibilidad de quien lo emita.
Me comentan que la principal promotora de la especie es una de sus antiguas parejas, un poco averiada por sus problemas de adicciones. Más allá de su estado físico, es menester confirmar o desmentir la especie. Puebla ya no está para muertos, pero menos para resucitados.
*ARD