El empleo pobre
Dice el lugar común que hay de empleos a empleos.
Y sí, los gobernantes dicen un día sí y otro también que los trabajos remunerados se han recuperado, “a niveles históricos”, han dicho algunos, sintiéndose la versión reciclada del New Deal.
Pero no. Consultando con los expertos, hay algunas consideraciones que hacer en torno a un empleo que se está dando como consecuencia de la remisión del COVID-19. Le llaman el “empleo pobre” o “empleo precarizado”.
En el caso de México, esta modalidad de trabajo remunerado tiene algunas características:
1.-Lo que ofrece es una remuneración mínima a cambio de trabajar distintas funciones que antes de la pandemia eran diferenciadas. Por decir un ejemplo, ahora un vendedor no solo se dedica a vender sino a cargar cajas en la bodega o acomodar mercancía.
2.-El dinero líquido, el sueldo, es muy pequeño y se le agregan compensaciones que varían por completo, dependiendo del ritmo de la empresa.
3.-Ofrece las prestaciones de ley, pero suele castigar al sueldo para reducir lo más posible la cuota patronal que debe enterar el Seguro Social.
4.-En los puestos con cierta jerarquía, abusa del llamado “Generalismo”, de tal suerte que un solo jefe de departamento realiza distintas funciones, algunas de plano ajenas a la lógica, como atender temas de recursos humanos, compras y ventas, al mismo tiempo.
5.-Y, en caso de que algo salga mal, la empresa puede prescindir de cualquier trabajador porque tiene claro que, hay cien personas en la fila esperando que alguien se vaya, para reemplazarlo y no chistar aún cuando haya abusos en la organización.
Es cierto que hay empleos que se están recuperando y que están inscritos en el Seguro Social.
No se pone en duda que hay miles de empleos post-COVID-19, pero habrá que agregar que esos trabajos están pésimamente remunerados y obligan a jornadas en las que los recesos son mínimos y siempre bajo la guadaña de ser despedido, porque hay decenas de personas con solicitud de empleo en mano, esperando que eso ocurra.
A lo anterior habrá que agregarle dos factores complementarios: el primero es que la enorme mayoría de los negocios no está pasando por sus mejores momentos, por lo que juntar dinero para pagar los sueldos es una odisea en sí misma.
El segundo es que el consumo sigue siendo bajísimo y esto se debe a que se dio una combinación de desempleo (no tener trabajo) y subempleo (justamente, tener “empleo pobre”), lo que hace que la gente no pueda comprar.
Data México apunta los datos de los ambulantes: en en Estado de México son 254 mil; en la Ciudad de México, 141 mil; en Veracruz,106 mil y en Puebla, alrededor de 115 mil. Este ejército informal no solo es un tema de regulación territorial, también permite entender porqué hay muchos que prefieren vender en un tianguis que entrar a laborar en una empresa.
Las personas mayores de 60 años; aquellos que tienen antecedentes penales; los que pueden trabajar solo por horas porque cuidan a algún familiar. Todos integran a un largo etcétera que no es asimilado por el trabajo formal y si además éste paga poco, se vuelve un círculo vicioso que no encuentra solución.
El “empleo pobre” es el reflejo de la economía y por una larga temporada, seguirá dando argumentos al gobierno para cantar éxitos que solo existen en el papel y nada más.
De las anécdotas que se cuentan
Ahora sabemos que, pese a los operativos de las Fuerzas Armadas, las tomas clandestinas en gasoductos de Pemex aumentaron 20 por ciento en los que va de 2021, revela una investigación de Reforma.
Entre enero y octubre detectaron 2 mil 045 puntos de ordeña de gas LP en comparación con los mil 696 registrados en el mismo periodo de 2020, según reportes oficiales de la petrolera.
Puebla es el estado con mas tomas clandestinas en gasoductos con mil 300 casos, que equivalen al 63 por ciento del total nacional.
De esas tomas, Tepeaca acumula 388, le siguen Texmelucan con 127; San Matías Tlalancaleca con 122; Acatzingo con 108; Tlahuapan con 89; Los Reyes de Juárez con 87 y Amozoc con 80 casos.
El aumento en el huachigas se registró a pesar de que el Ejército vigila los seis principales ductos que son objetivo de los grupos criminales.
La Secretaría de la Defensa Nacional en este año echó mano de unos 8 mil elementos, 565 vehículos, 14 aeronaves y 62 mini drones, además de los 770 militares que apoyan el transporte terrestre de combustible.
En Puebla, el ducto Minatitlán-México fue cerrado desde el 27 de diciembre de 2018 ante la constante ordeña de gasolinas, tras lo cual los grupos del crimen organizado se volcaron sobre los ductos de gas LP.
El gasoducto Cactus-Guadalajara, que atraviesa Tabasco, Veracruz, Puebla, Hidalgo, Estado de México, Querétaro y Jalisco, y que representa el 67 por ciento de la capacidad total de transporte por ese medio, es ahora el más perforado por los delincuentes, de acuerdo con Pemex.
Reforma informó que las autoridades federales han intervenido en Puebla al menos a dos gaseras por no acreditar el origen lícito del producto que venden.
Son Ienova Gas, empresa a la que el Ejército y la Fiscalía General de la República le aseguraron en junio pasado 17.3 millones de litros de gas LP y 163 pipas, así como Gas Uno, intervenida en septiembre pasado por no comprobar facturas.
Para los que dicen que según sus datos en el estado todo está controlado, la pregunta es ¿quién los controla?
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