El 28 de enero de este año, Efrén Arguelles, periodista de Imagen Televisión en la Ciudad de México, presentó un reportaje en el que, exhibió como en el panteón de San Lorenzo Tezonco en la alcaldía Iztapalapa, se ofrecen restos humanos a pedido. Los acuerdos se daban en forma señalada.
De ese panteón provenía Tadeo, el bebé cuyo cuerpo se halló en un contendedor de basura en el penal poblano de San Miguel, el 11 de enero.
Un muro con un boquete de un metro de diámetro era suficiente para que, si alguien se quedaba parado por ahí, se le acercara otra persona del lado del panteón y le preguntara qué necesitaba.
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Eso sí, con credencial del INE en mano.
Por ejemplo, un fémur y cráneo se ofrecía en 1 mil 400 pesos, pero también era posible saquear directamente una tumba específica. Era cuestión de pedir a ciertos empleados del panteón que visitaran tal o cual tumba y señalar qué se quería extraer.
Las entregas se daban a las tres de la tarde, pero, para asegurar el trato se solicitaba un anticipo del cincuenta por ciento de la suma convenida.
No pasaron 48 horas y el reportero regresó para identificar que el enorme boquete que permitía hacer esos tratos, estaba cerrado.
Todo indica que, en el panteón de San Lorenzo Tezonco, lo mismo se encuentran sepultureros que honestamente se ganan unos pesos, preguntando si el cliente quiere que le limpien la tumba de un ser querido y aquellos otros que siguen viviendo de vender restos humanos.
El reportero de Imagen Televisión constató que el servicio de profanación de tumbas se sigue dando en dicho panteón, solo que ahora sin boquete, por lo que se solicita caminando por aquellas avenidas llenas de mausoleos y epitafios.
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Ahí está el dato para quien quiera armar el rompecabezas y entender lo que pudo haber ocurrido en la Angelópolis, hace unos días, con el caso de Tadeo.
Y lo peor es si algo así se da en cementerios del estado de Puebla.
Corresponde a las autoridades municipales prevenir esta clase de atrocidades.
De las anécdotas que se cuentan
Claudia Sheinbaum incrementó el pago del agua en la Ciudad de México. O, no en toda la capital, sino en 165 colonias ubicadas en ocho de las 16 alcaldías.
“Aumentar el costo del agua es una manera de hacer conciencia, para promover su uso responsable y garantizar la prestación de los servicios públicos”, se dice en los medios de comunicación.
Así, según la Gaceta Oficial de la CDMX, ciertas zonas pagarán un 35 por ciento adicional respecto a la tarifa, específicamente en aquellas colonias que, durante el primero, segundo y tercer bimestre del año registren un consumo superior a los 60 mil litros.
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El impacto se dará directamente en las demarcaciones Álvaro Obregón, Benito Juárez, Coyoacán, Cuajimalpa, Cuauhtémoc, Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo y Tlalpan.
Como es costumbre, al revisar, se encontró que las 165 colonias están gobernadas por alcaldes que no son de Morena. Sí, esas alcaldías gobernadas por “revoltosos” que tienen que ser calmados a golpes con policías, como le ocurrió a Lía Limón, a quien le reventaron la nariz con un golpe de escudo, el año pasado.
Podría decirse que el asunto es de la Ciudad de México, pero habrá que pensar si no habrá impuestos de castigo para todos aquellos que no quieran ser gobernados por Morena.
Por supuesto, aunque tienen muy pocos, pero habrá algún experto en el gobierno federal que pueda inventar impuestos diferenciados dependiendo de las zonas del país y de acuerdo a los resultados electorales de 2020, elaborar proyectos tributarios que los apliquen las entidades federativas y así, Palacio Nacional no pagará el costo de su imagen.
En serio, ¿solo se busca incentivar el uso responsable del agua?
Es una pregunta burbujeante de agua morena.
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*ARD