El escenario de Volkswagen AG es muy complicado este 2024, tanto que cerró la planta de Audi en Bruselas, a lo que se le sumó clausurar al menos tres de sus plantas en Alemania y poner fin a los contratos de miles de operarios, que ayer se fueron a huelga en protesta.
Este año firmó un acuerdo con Rivian para invertir en plataformas de vehículos eléctricos de futuras generaciones. Y tomó una decisión más radical; vendió su planta en China, que operaba con SAIC, y dos pistas de prueba.
La armadora alemana busca reducir costos y reorientar sus operaciones comerciales.
La revista Ruta Motor informó que el comprador de esta planta es “Shanghai Motor Vehicle Inspection Certification (SMVIC), una unidad del grupo estatal Shanghai Lingang Development. Además, serán ellos mismos quienes se harán cargo de las pistas de prueba en Turpan, Xinjiang y Anting en Shanghái”.
La planta de Xinjiang abrió en 2013 y los últimos años perdió competitividad cuando Volkswagen cesó a empleados y dejó a cerca de 200 para realizar los controles finales. Además, llevaba varios años con presiones externas de abandonar China y había sido criticada por violaciones de los derechos humanos contra miembros de la minoría musulmana del uigur.
En medio de esta venta, Volkswagen ratificó hasta 2040 el acuerdo con SAIC y no solo fue eso, sino que prometieron introducir 18 nuevos modelos para 2030, quince serán destinados para el mercado chino, ocho serían 100% eléctricos y algunos llegarían a principios de 2026.
La extensión de la alianza VW y SAIC seguirá operando bajo la misma estructura, donde hay más empresas involucradas como FAW, JAC Automobile Group y Xpeng, esta última es una startup exclusiva para modelos eléctricos.
Ralf Brandstätter, miembro del consejo de administración de Volkswagen para China señaló que Volkswagen y SAIC son pioneros de la movilidad individual en China.
“Hace 40 años, creamos juntos una de las primeras empresas conjuntas internacionales en la región. Con esta ampliación de contrato a largo plazo, subrayamos la importancia de esta colaboración y la importancia del mercado chino para el Grupo Volkswagen»”.
Las noticias para Volkswagen AG no son las mejores.
De las anécdotas que se cuentan
“No estamos de acuerdo en que se trate a los migrantes como criminales”, dijo la presidenta Claudia Sheinbaum, tras las declaraciones del presidente electo estadounidense Donald Trump en el sentido de enviar a sus Fuerzas Armadas para deportar indocumentados en masa.
En un estilo que no abona mucho a la certeza, Sheinbaum dijo que “(el plan) lo tenemos cuantificado y lo vamos a presentar en su momento públicamente, cuando tengamos las reuniones con el equipo del presidente Trump”.
Sheinbaum dijo que en caso de que el gobierno de Donald Trump comience con su plan, “vamos a trabajar previo a ello en demostrar que no tienen por qué deportarse a nuestros connacionales que están del otro lado de la frontera, que al contrario benefician incluso a la economía de los Estados Unidos”.
El error es garrafal: Estados Unidos puede deportar a quien quiera, porque es una decisión soberana.
Como sea, Trump va a echar mano de la Ley de Emergencias Nacionales de 1976, que otorga al presidente poderes extraordinarios y con ello esquivaría al Congreso para implementar medidas ante una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Trump ya lo hizo en 2019, cuando declaró una emergencia nacional para enviar miles de millones de dólares asignados al Pentágono hacia la construcción del muro fronterizo con México. No hay motivos para que no lo pueda hacer de nuevo.
Sheinbaum está lidiando en Washington con el magnate que no se va a detener con fraseos de los años setenta del siglo XX.
Cuando los indocumentados comienzan a llegar por miles diariamente a Tijuana, ya se verá que había que preparar algo más sólido.
Y todo lo anterior sin contar a los que llegan todos los días.
Es la política salvaje de nuestros días.
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*ARD