Nada detiene a la inflación
Bloomberg publicó a finales de julio un imperdible artículo titulado “In Age of Inflation, the Old Recession-Fighting Tools Won’t Work” (“En la era de inflación mundial, las viejas herramientas de política monetaria no funcionarán”) de los analistas Alberto Brambilla, Philip Aldrick, Matthew Boesler y Martha Viotti Beck.
El extenso artículo apunta lo ocurrido en distintas economías del mundo, tras aplicar algunas de las medidas clásicas de la ortodoxia económica, considerando el embate de la pandemia y la combinación de mayor déficit, crecimiento de la deuda pública y el desempleo.
En todo lo que analizaron estos expertos, solo queda una certeza: el Covid-19 no solo enfermó o mató a millones de personas, sino que apabulló a la economía mundial al obligarla a bajar la cortina de la producción y disparar un gasto exorbitante, tanto en los servicios públicos como en los de Salud propiamente dichos.
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En Italia, el gobierno federal se desfondó en este año, cuando los diputados reventaron contra el jefe de Gobierno, porque los subsidios que deben paliar al desempleo y apoyar el pago de la luz de un sinnúmero de hogares a un paso de la pobreza, no fueron suficientes.
En Reino Unido, las cosas son inverosímiles. Ahora mismo hay dos fuerzas políticas peleando entre sí, una, haciendo todo lo que está a su alcance para que el Banco de Inglaterra seque a la economía para bajar la inflación y otra, moviéndose para hacer recortes a los impuestos que impiden el dinamismo de la producción.
Pero la mejor parte se la llevan algunos economistas del equivalente británico a la Secretaría de Hacienda mexicana, que quieren establecer un impuesto a los corporativos, aún más alto que los tributos ya existentes, lo que haría que muchos de éstos mudaran de país, sin dudarlo.
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No menos delirante es la posición del Fondo Monetario Internacional (FMI) que sigue como hace treinta años, pugnando para que las naciones reduzcan la inflación “apoyando a los hogares vulnerables, pero debe hacerlo de una manera que no sea expansiva en su conjunto”. En pocas palabras, no importan los pobres sino las metas macro.
En Estados Unidos, la Reserva Federal sigue batiéndose en duelo contra la inflación, elevando drásticamente los puntajes de la tasa de interés y apostando por el incremento del consumo.
Por supuesto, los expertos independientes apuntan una obviedad, si la inflación está quemando al circulante, suena difícil creer que el consumo mejore, a menos que comience una escalada de subsidios y esto puede aumentar aún más, a la inflación.
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Y, los autores apuntan el caso de Brasil, que de plano volcó las ollas y ante la inflación, disparó el gasto público, con las ocurrencias por parte del presidente Jair Bolsonaro, quien saltó el límite presupuestario por tercer año consecutivo, con “programas sociales” por 7 mil 500 millones de dólares.
Los cariocas se preguntan si eso no suena demasiado clientelar, teniendo las elecciones presidenciales en la puerta.
Así las cosas, los especialistas mexicanos solo cruzan los dedos esperando que los economistas del Banco de México no copien el modo presidencial y empiecen con estimaciones de inflación ajenas a la realidad y cercanas a la fantasía.
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Lo único que queda claro es que viene un 2023 funesto en términos macroeconómicos. Cuide su dinero y, sobre todo, no genere deudas para compras suntuarias.
De las anécdotas que se cuentan
Un estudio emprendido por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), señala que Petróleos Mexicanos (Pemex) ha tenido en 2022, uno de sus peores años en materia de seguridad industrial.
Preguntando a los expertos, éstos señalan que los accidentes de trabajo se pueden medir, entre otras formas, por medio de dos índices: gravedad y frecuencia.
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El índice de gravedad mide los accidentes a partir de la magnitud del daño que producen en las personas, en función de días incapacitantes. Pues, durante el primer semestre de este año, el índice de gravedad de accidentes de Pemex, creció de 14 a 21 días perdidos, comparados éstos últimos con los del mismo periodo de 2022.
Por su parte, el índice de frecuencia se refiere al tiempo que transcurre entre uno y otro accidente. En este punto, Pemex tuvo un crecimiento del 30.3 por ciento, respecto al año pasado, al saltar de 0.31 accidentes por millón de horas-hombre (MMhh) a 0.40 incidentes por MMhh durante el mismo periodo de 2022.
En este último caso, la base de la medición fue realizada en términos de horas laboradas con exposición al riesgo entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2021.
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En el reporte atendido, el IMCO incluyó a los accidentes entre más de 40 indicadores financieros y operativos de la empresa petrolera, en el periodo del 1 de enero al 30 de junio de los últimos 12 años (2011-2022) con base en sus estados financieros dictaminados, informes trimestrales a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y reportes de resultados no dictaminados.
Pemex está incrementando su riesgo para los trabajadores y proveedores que colaboran en sus operaciones.
Es preocupante que sus accidentes sean cada vez más frecuentes y, que ocasionen muertes, cuando no lesiones incapacitantes.
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*ARD