Tristeza priista
Para las elecciones locales de 2010, el Revolucionario Institucional jamás pensó en perder la gubernatura de Puebla. Apenas un año antes, el gobernador Mario Marín había conseguido el carro completo en los comicios federales de diputados y se preparaba para dejar a su delfín, Javier López Zavala, en Casa Aguayo. Once años después, su escenario es distinto y augura más derrotas.
Hoy sabemos que el PRI en Puebla sin coaliciones está lejos de regresar al poder, por lo menos no en el corto plazo.
Un ejemplo, apenas su dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, calificó al presidente municipal panista, Eduardo Rivera Pérez, como “un perfil importante” para la elección de la gubernatura en 2024, para que los priistas poblanos se sintieran desplazado y levantaran la voz.
Parecía que su líder nacional había entregado la plaza a sus aliados.
“Es un buen cuadro, es gente valiosa, hay que ponerle el ojo siempre; va a dar buenos resultados, sin duda es un cuadro importante que todos nosotros vemos bien”, dijo el presidente nacional del partido tras encabezar la Asamblea Estatal del PRI donde sus correligionarios corearon “Alito presidente; Alito presidente”.
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El diputado Jorge Estefan Chidiac, coordinador de su fracción en el Congreso Local, declaró que el PRI no ha renunciado a tener un candidato emanado de sus filas para la gubernatura en 2024. Agregó que es un partido con importantes cuadros que pueden competir con posibilidades de ganar, pero no dio nombres ni apellidos.
Precisó que Alejandro Moreno, en su visita a Puebla, reconoció la capacidad de Lalo Rivera, pero no lo destapó como candidato para 2024 en una posible alianza con Acción Nacional.
“Eso no quiere decir que el PRI renuncie a encabezar la candidatura a la gubernatura del estado de Puebla, el PRI no se someterá como cola de un tren al PAN, somos aliados y se debe estar a la par y en igualdad de condiciones”, lo será difícil confirmar y para ello basta ver cuántas posiciones tienen ambos partidos en municipios y Congresos.
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Néstor Camarillo, dirigente estatal priista, descartó que las declaraciones de Alejandro Moreno sean un destape de Eduardo Rivera, quien es una autoridad con el respaldo del PRI, PAN y PRD.
Consideró prácticamente un hecho que la alianza Va por Puebla se va a repetir en 2024, sin que eso implique que el “candidato” para esa elección a gobernador sea un panista, ya que el PRI tiene cartas como el propio Estefan Chidiac.
Queda claro que los priistas deben ir aliados para 2024 y, aunque digan que falta mucho tiempo, en 18 meses deberán estar listos para competir en una gran elección donde se juegan la presidencia de la República, Congresos federal y locales y presidencias municipales. Por ahora no se ven los cuadros y militantes ganadores que presumen.
Los priistas poblanos se sienten incomprendidos y lo peor, ni su líder nacional, Alito Moreno, ve en ellos un “perfil importante” al que le “deben poner el ojo”.
Si esto no cambia en el corto plazo, los priistas migrarán hacia Morena o el PAN.
Hay tristeza en el PRI, se está desmoronando.
De las anécdotas que se cuentan
Terminó el desayuno y era hora de la despedida.
El gobernador acompañó a su interlocutor hasta la escalera de Casa Puebla.
Ahí una reflexión de lo que era el Sistema Político dominado por un partido único.
-Todo se ve con el Presidente y en la Secretaría de Gobernación se opera. Por ahí pasan los integrantes del gabinete, los gobernadores, los magistrados y los legisladores. Es el control y la estabilidad del país- remató.
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Ese viejo PRI ya no existe, hoy está muy lejos del poder y cada día se quedan más solos.
Por eso no irán solos en las elecciones de 2024 y la gubernatura de Puebla.
Y, si ganan, será con un representante de la sociedad o un militante de otro partido.
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*BC