Las sombras de Sheridan
Se armó la gorda en contra de Sheridan Mata, fundadora del Frente Poblano contra Deudores Alimenticios, por diversas irregularidades al frente de esa organización, tras simular su desaparición y supuesto embarazo.
Hasta aquí, se trata del desarrollo inapropiado de las actividades de Mata respecto a su papel de dirigente de un grupo ciudadano con un fin benéfico, pero el asunto va más allá.
Cuando ella “desapareció”, se vio en los medios de comunicación una presión desbordada en dos sentidos, que la ausente había sido agredida y probablemente asesinada por una pareja y, que era misión del gobierno estatal dar con ella, al precio que fuera.
Hasta el momento, ya con Sheridan “fuera de peligro”, todo indica que la agresión de su expareja no fue tal y se estuvo a un paso del linchamiento mediático contra él, sin deberla. Y, el gobierno estatal distrajo recursos notorios para encontrarla. Inclusive, la Fiscalía estatal desplegó un operativo de búsqueda que no se ve en un sinnúmero de desapariciones.
La experiencia con Mata no debe ser tirada al olvido. A la sociedad le encanta crear crisis que involucren a una víctima que tarde o temprano se impondrá sobre sus agresores.
El problema es cuando no hay agresores y la víctima termina siendo victimario de su propia leyenda.
Lo mismo ocurrió con Marilyn Cote, quien fue elevada a niveles de especialista durante años y cuando alguien filtró su escandaloso pasado, cayó y del escarnio se alimentó hasta su intento de suicidio.
Los medios y la sociedad en general tenemos un pendiente urgente, que es eliminar esa ocurrencia de crear héroes a la menor provocación.
Seguramente trae beneficios en términos de audiencia, pero, como ya se vio, la mentira viene acompañada del ridículo.
De las anécdotas que se cuentan
Los malosos dicen que de una vez se vaya cambiando el nombre del Golfo de México, por el de Golfo de Trump. Tal vez no sea tan mala idea si se considera que el presidente electo de Estados Unidos propuso cambiar el nombre de ese territorio a “Golfo de América”.
Según Trump, el cambio de nombre al Golfo de México es apropiado porque abarca territorio de su país:
“Vamos a cambiar el nombre del Golfo de México a Golfo de América, que tiene un hermoso sonido y abarca mucho territorio. El Golfo de América, qué nombre tan hermoso. Y es apropiado. Es apropiado”.
Pero no se crea que Trump apenas y se conformará con cambiarle de nombre al Golfo: ya anunció que el Canal de Panamá será devuelto a Estados Unidos y como es de entenderse, no se llame así, sino Canal de América.
“El Canal de Panamá fue construido para nuestro Ejército”, recordó Trump, quien criticó la decisión del fallecido expresidente Jimmy Carter (1977–1981) de transferir el control del Canal al país centroamericano durante su mandato.
Y, Trump no ha descartado una intervención militar para hacerse del control de Groenlandia: “No puedo asegurarles nada de eso, pero puedo decir esto: los necesitamos para la seguridad económica”.
Más allá de la humorada evidente, hay dos temas que preocupan. El primero es que en la lógica de Trump no hay derecho internacional sino territorios que tomará o intentará tomar cuando se le pegue la gana.
El segundo es peor.
No hay duda que Trump querrá intentar sus ocurrencias y tiene recursos con qué intentarlo.
Vienen malos tiempos para el mundo.
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*ARD