Cayó Querétaro

Inteligencia predictiva

El sábado 9 de noviembre, no pasaban ni las nueve de la noche cuando un comando entró al bar “Los Cantaritos” en Querétaro y mató a 10 personas, dejando otras tantas heridas. El lugar no es precisamente un punto en el desierto: está sobre Avenida Circunvalación, en el centro de Querétaro Capital.

En un video se observa que cuatro sujetos armados con rifles de asalto llegaron al bar a bordo de una camioneta y llegaron a matar gente, no a ejecutar a una sola persona. Hecho el trabajo, los sicarios se fueron rumbo a El Marqués y ahí dejaron una camioneta, a la que prendieron fuego.

Sin leer los informes de la autoridad municipal, no guardo la menor duda que este horrendo hecho suena a cobro de piso. Apenas el pasado 7 de noviembre, tres personas fueron asesinadas a balazos adentro de un tugurio llamado “Mr. Barbas”.

Los amigos en Santiago de Querétaro me dicen que el dueño del lugar había huido de Guanajuato, donde ya lo andaban buscando. Terminó muerto junto con su escolta y el gerente del lugar. Y dejaron heridos a otros tres empleados.

Me comentan que a este personaje lo agredieron en su negocio que estaba en Manuel Gómez Morín, en el Centro Sur, Querétaro. La forma de operar fue la misma: entrar, disparar, retirarse y dejar abandonada una camioneta empleada en el atentado, en este caso en el estacionamiento de una farmacia, en el fraccionamiento Misión Mariana, de Corregidora.

El estilo del cobro de piso es el mismo. Lo interesante es el porqué. En ese sentido, habrá que investigar en el acervo Guacamaya para saber de qué va la cosa. La consulta arroja que hay tres grupos criminales en ese territorio: CJNG, Cártel Santa Rosa de Lima y una organización local, pequeña, una “banda delictiva de San Juan del Río”.

Este último grupo fue fundado por Honorio Núñez Vargas, “El Genético”, quien trabajó alguna vez para “Los Caballeros Templarios” y fue ejecutado en la colonia Escandón de la Ciudad de México en 2020, cuando se disponía a atender un tema de autos robados.

Respecto al reparto territorial, el acervo Guacamaya señala que CJNG tiene control sobre los municipios de Querétaro, Corregidora, Huimilpan, Pedro Escobedo y San Juan del Río.

En el caso del Cártel Santa Rosa de Lima: Querétaro, Corregidora, Huimilpan, Pedro Escobedo y San Juan del Río.

Y por lo que se refiere a la organización criminal de San Juan del Río, parece que solamente en el municipio homónimo.

Con todo, la información es de 2022. Preguntando a los amigos, me dicen que en Querétaro también opera el Cártel de Sinaloa, una facción de la organización Beltrán Leyva, así como La Nueva Familia Michoacana y Los Rojos.

Cabe señalar que estoy hablando de actividad criminal operativa porque en lavado de dinero, la entidad tiene décadas de historia.

Regresando al punto, no es sorprendente que el clan Beltrán Leyva tenga actividad ahí, considerando que dos de los hermanos tenían negocios antes de que fueran dados de baja. Recuerdo que tenían una inmobiliaria y una galería de arte.

Todo indica que uno de los dos grupos más feroces está plantándole cara al otro por el cobro de piso en Santiago de Querétaro. Por la precisión y limpieza del trabajo, solo caben dos organizaciones en la hipótesis: CJNG y Santa Rosa de Lima.

Como sea, ese no es el problema sino lo que representa: por años, los territorios santuario en el país eran Querétaro y Yucatán. Como se sabe, esta clase de territorios se caracterizan por permitir que se hagan negocios ilícitos siempre y cuando no se caliente la plaza.

Por mucho tiempo, el estado de Puebla fue santuario y en esa entidad se hicieron innumerables negocios pero no tocando a Puebla Capital, hasta 2017 cuando comenzaron a resquebrajarse los acuerdos y finalmente en 2020 se dinamitó la protección al municipio.

En el caso de Yucatán, Luis Felipe Saidén Ojeda ha sabido manejar diestramente las cosas para no hacer estallar la entidad. Empero, es preocupante que Querétaro haya dejado la minúscula lista de los estados adonde se podía vivir en paz.

En la Ciudad de México, hasta hace muy poco era posible vivir en la Condesa y en ciertas zonas de Polanco, pero ahora se está notando claramente que los grupos de alto impacto están avanzando posiciones.

Y apenas inició el sexenio.

 

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