Atlixco, Pue. Este fin de semana, Atlixco se convirtió en el centro de la celebración cultural con el lanzamiento del festival Valle de Catrinas, un evento que desbordó la capacidad del municipio. Mientras las calles y estacionamientos colapsaban ante la afluencia de visitantes, un problema persistente se asomaba entre la multitud: la inseguridad. Carteristas, con la destreza de los que conocen bien su oficio, se aprovecharon de la situación.
El festival, que prometía ser un espectáculo vibrante de tradiciones y colores, también puso de manifiesto las deficiencias en la seguridad pública. A pesar de ser un evento ampliamente anticipado, las calles de Atlixco no estaban preparadas para la gran afluencia de personas. La falta de estacionamientos y la saturación de las vías generaron un ambiente propicio para la actividad delictiva, como el robo de pertenencias.
Los carteristas, que han hecho de este fenómeno un desafío recurrente en la localidad, encontraron en el festival una oportunidad dorada. La situación se tornó preocupante para los ciudadanos que, a tres años de la administración actual, observan con desilusión cómo la seguridad sigue siendo una promesa pendiente.
La mezcla de entusiasmo por el evento y la frustración por la inseguridad plantea una interrogante crucial: ¿Está Atlixco preparado para acoger eventos de gran escala sin comprometer la seguridad de sus habitantes y visitantes? Las voces de los ciudadanos son claras; es imperativo que las autoridades realicen un análisis exhaustivo y tomen medidas preventivas que fortalezcan la seguridad en la región.
La comunidad exige no sólo que se brinde un espectáculo cultural de calidad, sino que también se garantice la seguridad de todos los que visitan y viven en Atlixco. Sin una estrategia efectiva, el riesgo de que el turismo se convierta en un motivo de preocupación se mantiene latente. Las autoridades tienen la responsabilidad de asegurar que los futuros eventos no sean empañados por la sombra de la inseguridad.
*BC