Sospechosos comunes. El 4 de marzo de 2019, el periódico “El Sol de Puebla” publicó que, según labores de seguimiento informativo realizado en la zona, había identificado a organizaciones criminales dominantes en las poblaciones de:
Acajete, Acatzingo, Amozoc, Atzizintla, Chalchicomula, Esperanza, Huixcolotla, Los Reyes de Juárez, Palmar de Bravo, Tecamachalco, Tepeaca, Tlacotepec de Benito Juárez, Tochtepec, Rafael Lara Grajales y, Yehualtepec.
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Efectivamente, el portafolio criminal que señalaba el periódico era voluminoso. Ahí aparecieron delincuentes y pandillas como:
“El Mamer”, experto en robo de gas LP, además de hacer lo propio en transporte y cobro de piso.
“El Colorado”, rival de “El Mamer”, activo en Amozoc, Los Reyes de Juárez y Tepeaca, de donde el primero es originario.
En Los Reyes de Juárez aparecía la pandilla de “Los Richard”, enfocados a robar unidades de carga sobre la autopista Puebla-Orizaba.
En Tecamachalco y Tochtepec, se apuntaron a tres grupos en pugna: “Los Panes”, “Los Pino Suárez” y “Los Pelones”, enfocados al robo al transporte de carga y con intereses específicos en el barrio de Pino Suárez y San Mateo Tlaixpan, en el municipio de Tecamachalco.
También se hablaba de “Los Freddies”, oriundos de Yehualtepec y “Los del Gallito”, éstos últimos con sede en la comunidad de San Juan Tepulco.
Y, al final, aparecían “Los Zúñiga”, con sede en Ciudad Serdán y Esperanza, enfocados al robo de transporte de carga, robo de vehículos, secuestro y extorsión. Éstos últimos serían los que saltarían a las primeras planas, el pasado jueves 14 de enero de 2022.
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Robaron a la Policía. Alrededor de las 20:30 de la noche, del último 14 de enero, un grupo irrumpió en la comandancia de la Policía Municipal de Cañada Morelos. El botín eran las armas de fuego que estaban bajo custodia del comandante.
El trabajo fue veloz: en minutos, sometieron a los dos policías que estaban en las oficinas y se llevaron armas que solo con un soplón podían haberse percatado de su llegada: 14 armas, recién adquiridas, siete armas cortas, calibre 9 milímetros y siete rifles de asalto AR15.
Se llevaron a los dos policías que estaban en las oficinas, pero al iniciarse las labores de búsqueda y rescate, ambos fueron encontrados en San Antonio Soledad, atados, amordazados e intactos.
Ahí fue adonde algunos funcionarios comenzaron a mirar hacia el nuevo encargado de la plaza por parte de un grupo delictivo, en la zona de Cañada Morelos: “El Caballo”, sucesor de “El Choco”.
Juan Carlos N. “El Caballo”, se había desempeñado como jefe de base de operaciones de la Policía Estatal en Esperanza. Conocedor profundo de la zona, se asoció con la pandilla de “Los Zúñiga” y se especializó en el robo a transporte de carga sobre la carretera federal San Salvador El Seco-Azumbilla.
La asociación dio frutos y avanzaron en el control territorial de la frontera Puebla-Veracruz, por lo que el robo de mercancía y el cobro de piso alcanzaron niveles de escándalo.
Sabiéndose intocable, “El Caballo” fue de todo y sin medida, sin omitir su relación con una de las mayores narcomenudistas de la Junta Auxiliar Ignacio Romero Vargas, “La Tita”, hasta que el 25 de mayo de 2021, fue detenido por elementos del Ejército Mexicano en posesión de drogas y armas.
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Con todo, a “El Caballo” le daba tiempo de apoyar a “La Güera”, narcomenudista con epicentro en los límites de Amozoc y Puebla.
En el poder, seis meses. En un lapso récord, la “Puerta giratoria” hizo su parte y un Juez Federal lo dejó en libertad al considerar que su aprehensión fue ilegal. Si bien es cierto que lo habían dado de baja en la Policía Estatal, se hizo el rey del robo de autotransportes con epicentro en Esperanza.
Su golpe de suerte llegó con la detención el 13 de agosto de 2021 en Fortín, de un hombre que había acumulado notorio poder en la zona, tras la detención de Jalil N., “El Mamer”: José Martín N., “El Choco”, encargado de la plaza en: Cañada Morelos, Esperanza y Palmar de Bravo.
“El Caballo” tuvo padrinos muy poderosos para poder moverse con semejante desparpajo, al menos desde 2017-2018 y, sobre todo, para mantenerse tanto tiempo en operaciones, hasta que lo detuvo el Ejército y lo dieron de baja.
Con todo, “El Caballo” vio las señales de que su poder menguaba y no las descifró, como los golpes a “La Tita”. Ahí estuvo la detención en enero de 2021 en contra de Joseline N., “La Yos”, su hija.
Y el mismo mes, se detuvo a Laura N. con 48 dosis de una sustancia, presumiblemente cristal. Esta chica también formaba parte de la estructura de “La Tita”.
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“El Caballo” fue detenido por lo pronto. Pero nunca se sabe.
Tal vez la “Puerta giratoria” del Poder Judicial haga su trabajo de nuevo.
De las anécdotas que se cuentan
Un sencillo ejercicio aritmético ayuda a entender el problema.
A una mujer se le ofrece un trabajo operativo, sin complicaciones técnicas y un sueldo de 5 mil pesos mensuales. Algo así como 166 pesos diarios.
Pero, esta mujer está desarrollando una actividad que le representa unos 200 pesos diarios de ingreso como mínimo, unos 6 mil pesos al mes. Indudablemente, esos 1 mil pesos de diferencia son un criterio objetivo a considerar en sus decisiones.
Pues, algo así ocurrió el fin de semana pasado cuando el titular de la Secretaría de Gobernación Municipal, Jorge Cruz Lepe comentó en entrevista que, ni una sola de las 500 vacantes que ofertó el Ayuntamiento a trabajadoras sexuales, fue aceptada.
El argumento es de pesos y centavos. El diferencial entre lo que ganan trabajando en la calle y lo que obtendrían en una empresa, se carga a favor de seguir en su actividad actual.
Cruz Lepe no se engaña y sabe de lo que habla, por lo que tiene sentido que diga: “(…) aún a pesar de todo eso lo que ofrezcas a una chica de estas en un día se pueden ganar a lo mejor lo que en una semana se podrían ganar en otro lado, entonces eso está muy complejo”.
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Ocurre exactamente lo mismo en el mundo del huachicol. Hay comunidades enteras en las que niños y adultos trabajan en distintos oficios delictivos en torno al robo de combustible. Se les ofrece un trabajo sencillo y en segundos, se percatan que hay una diferencia notoria en las percepciones de ambas actividades.
La realidad lo demuestra.
Es muy fácil echar a la Fuerza Pública a contener un problema, pero lo extraordinariamente difícil, es eliminarlo sin arrasar con los derechos humanos de los involucrados.
De eso trata la gestión de un gobierno profesional.
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*ARD