Más allá del discurso oficial, el anunció de la venta de Banamex la tarde del martes sorprendió al sector financiero nacional y generó incertidumbre en millones de clientes de uno de los bancos más importantes y grandes del país.
Las autoridades hacendarias y de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores declararon de inmediato que no pasará nada con los recursos que se manejan y los servicios contratados en el Banco Nacional de México, pero mientras no haya certeza de quien comprará el consorcio que vende Citigroup prevalecerán las dudas.
Por ahora, las partes interesadas en el negocio minorista estadunidense en México podrían incluir a algún banco extranjero grande, como al brasileño Itaú Unibanco o al español Santander, o bien a grupos bancarios mexicanos como Banorte, Azteca o Inbursa, según analistas y fuentes del sector.
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Citigroup podría buscar una valuación de hasta 15 mil 500 millones de dólares en una venta completa.
Revelaron que Santander se encuentra entre los acreedores que ya exploran ofertas e indicaron que el negocio también podría generar interés del canadiense Scotiabank y del mexicano Banorte.
Carlos Gómez, analista de Intercam, señaló que la venta de Citibanamex abre una ventana de oportunidad para los principales bancos en México que, sin duda, buscarán quedarse con una rebanada del pastel.
"Por temas de liquidez, capital disponible y tamaño, vemos difícil que un banco local compita en la puja por la cartera de Citi, por lo que prevemos sea adquirida por un banco grande extranjero", señaló en una nota de análisis.
"Incluso, no descartamos el interés de algún banco global que busque llegar al mercado mexicano o un conjunto de inversionistas locales", agregó.
De acuerdo al diario español El País “La salida de Citigroup cayó como un balde de agua fría en México, en un momento en que el clima de negocios carece de confianza y los prospectos de crecimiento económico se revisan a la baja.
“El banco global, uno de los más grandes en el mundo, aseguró en un comunicado que pondría a la venta el negocio de banca al consumidor de Banamex, institución emblemática del país que adquirió en 2001, y permanecería para trabajar solamente con clientes institucionales. La razón, aseguró, es que este negocio ya no está en línea con su nueva estrategia.
Citi se unió a JP Morgan, banco que anunció el cierre de sus operaciones en banca privada en México el año pasado y a Santander, que tomó en mayo un primer paso al dejar de cotizar en la Bolsa Mexicana de Valores.
El miércoles, la Secretaría de Hacienda emitió un comunicado que aborda las especulaciones y preguntas del sector: La “decisión de Citigroup no afecta su confianza en México”, dice a manera de título. Citigroup “avisó oportunamente a las autoridades hacendarias del país su decisión de salir de los negocios de banca minorista y empresarial como parte de su estrategia global”, agregó.
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Lo más común, cuando bancos de esta importancia hacen este tipo de anuncios, es que se informe también de un potencial comprador con el cual ya se han empezado conversaciones. Que Citi haya decidido anunciar que pone Banamex a la venta de esta manera, sugiere que el anuncio es también para las autoridades, tanto en México como en Estados Unidos, su país base. “Esto lo tomo como un anuncio o una señal de que un banco como Citi ve que México, o el mercado mexicano, empieza a perder atractivo”, señalan analistas.
Esta semana, la división de análisis del banco de inversión Bank of America (BofA) redujo su pronóstico de crecimiento del producto interno bruto (PIB) para el país de 2,5% a 1,5% este año, debido a la alta incertidumbre que vive el sector privado, derivado de las políticas del Gobierno Federal que buscan darles prioridad a las empresas energéticas del Estado.
“Esto está generando tal incertidumbre, que las empresas están invirtiendo muy poco, lo cual contribuye a un estancamiento económico.
“La alta incertidumbre está relacionada con un cambio en el marco institucional en varios sectores, pero más marcadamente en el sector energético, con una importante reforma en el Congreso”, señala el reporte de BofA, firmado por el economista jefe Carlos Capistrán.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que su Gobierno será uno de transformación y “todo proceso de transformación implica cambio y por ende incertidumbre. Es probable que la alta incertidumbre sea una de las razones por las que la inversión es muy baja”, señala el reporte.
En sus conferencias de prensa diarias, López Obrador ha hecho de empresas en diferentes sectores el blanco de críticas, aun cuando asegura tener buena relación con ellas.
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“Yo creo que muchas empresas grandes se sienten muy inseguras, muy expuestas, vulnerables. Sienten que no pueden ir con el gobierno si se enfrentan a un problema o complicación a pedir ayuda”, insisten.
Las ligas entre los poderes económicos y el Gobierno son muy criticadas por López Obrador y el Secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, quienes sostienen que, para evitar la corrupción y trabajar para eliminar la pobreza, estos poderes deben de gozar de cierta distancia.
Citi no es ajeno al escándalo. En 2015, reguladores bancarios en EE UU y del estado de California multaron a una subsidiaria de Citi, Banamex USA, por 140 millones de dólares por no tener controles adecuados contra el lavado de dinero. Citi cerró el negocio estadounidense y pagó 97,4 millones de dólares para cerrar la investigación.
“El negocio para los grandes bancos en México no es el más redituable, y, en cambio, sí representa un riesgo alto para su marca global; cualquier día de estos hay un escándalo, resulta que le dieron un crédito a quien no se lo debían de dar o que recibieron unos depósitos que no debían haber recibido y el Gobierno no está ahí para echarles la mano, entonces, yo creo que eso a muchos bancos les están dando miedo”, precisa el analista.
Desconfianza e incertidumbre prevalecen socialmente en un hecho que no tiene vuelta, la venta de Banamex, el viejo banco fundado en la Casa de Iturbide en la capital del país en 1884 y que fue el Banco Nacional de México.
De las anécdotas que se cuentan
En China, están cerrándose docenas de millones de cuentas en redes sociales, particularmente en las similares a Twitter y Facebook. El motivo es sencillo: “No están acordes a los valores socialistas fundamentales de nuestra nación”.
El comentario no es de algún ciudadano común y corriente sino de la oficina responsable de atender el tema de Internet en el gobierno central, en Beijing, la “Agencia de Administración del Ciberespacio de China” (CAC).
Entre las víctimas de esa medida van docenas de actores, deportistas, periodistas, conductores de programas de televisión y por supuesto, escritores. Pero también un tumulto de estudiantes, profesores, oficinistas y amas de casa.
Uno de los pronunciamientos más comunes de CAC para reventar una cuenta de los equivalentes a Facebook o Twitter es señalar que “exhibe pronunciamientos insultantes” al Estado o, mejor aún, “promueven la evasión de impuestos”.
Allá también tienen su “Vilchis” en versión china.
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Y a través de sus pronunciamientos se sabe para donde está apuntando CAC sus baterías para bajar cualquier cuenta que esté en contra de “la promoción enérgica de los valores socialistas fundamentales”.
Dicen los malosos que, en México, en Palacio Nacional, quien vive ahí, sueña un día y otro también con tener el poder de reorientar cualquier pronunciamiento emitido en redes sociales.
Parece broma, pero no lo es.
Hay intenciones de regresar a los tiempos en que una sola persona o un solo partido tenía el control absoluto de la nación.
Cabe recordar que “tal vez a ti no te interese la guerra, pero tú le interesas a ella”.
Es el caso.
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Facebook: Fernando Alberto Crisanto
*ARD