Los arquetipos

Para escribir mejor

¿Quién no ha escuchado decir la persona otra que se comportó como un Judas? ¿O también que alguien ha actuado como Poncio Pilatos o como un Herodes? Seguramente estos personajes de la vida de Jesús nos recuerdan que muchas palabras tienen historia y aquí tenemos el sentido algunos arquetipos que utilizamos en nuestro idioma.

La voz arquetipo proviene del griego arjo qué significa ser el primero y tipos que por su parte quiere decir modelo. Por lo mismo se puede decir que arquetipo es el modelo original y primario de una cosa que sirve como ejemplo para precisar definiciones de personajes que nos sirven como referencia en la vida diaria.

Así, a propósito de estos días previos a la Semana Santa, hemos escogido algunos arquetipos que son un ejemplo para simbolizar algunas actitudes humanas.

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“Entonces uno de los Doce — el llamado Judas Iscariote — fue a los sumos sacerdotes y preguntó ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Así que le asignaron treinta monedas de plata. Desde entonces Judas miraba una oportunidad de entregarle”.

Derivado de este pasaje de la biblia desde entonces cuando alguien traiciona es denominado un Judas, es decir un traidor. ¿A cuántos traidores conocemos?

“Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote; y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dijo: Tú también estabas con Jesús el nazareno. Mas él negó, diciendo: No le conozco, ni sé lo que dices. Y salió a la entrada; y cantó el gallo. Y la criada, viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos. Pero él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos. Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco a este hombre de quien habláis.

Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho:

Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba”. Lucas 22, 54-62.

 

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Con este pasaje recordamos el pecado de Pedro en dónde vemos que su pecado no fue la falta de amor sino debilidad y presunción. Pedro se da cuenta que era más débil de lo que pensaba y su negación no es falta de fe sino una debilidad pasajera.

Por eso, cuando uno advierte la debilidad de otro en referencia a sus verdaderos sentimientos, sobre todo en cuestiones de amor y de lealtad, se dice: como Pedro, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces. Es el arquetipo de la debilidad propia.

"Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: 'Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis'". (Mateo 27:24).

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Con este pasaje identificamos a las personas que para medir su responsabilidad en un asunto en el cual están propiamente implicados hacen lo que hizo Poncio Pilatos: lavarse las manos. En muchos sentidos este arquetipo es la evasión de la responsabilidad propia.

“Herodes el Grande fue conocido por reconstruir el templo de Jerusalén y por tratar de acabar con Jesús ordenando una matanza de niños (Mt 2:16; Lu 1:5)”.

Desde entonces el nombre de Herodes está asociado a una conducta sanguinaria en contra de los niños, pero también a leyes arbitrarias que atentan contra la dignidad de los hombres y que aquí en México conocemos como la Ley de Herodes. No necesita más explicaciones. 

 

*BC