Padres de niños competidores reclamaron a la Federación Mexicana de Taekwondó la mala planeación para ir a competir al Mundial de Sofía, Bulgaria, incluso acusaron mal trato a sus hijos.
Revelaron que hubo competidores que prácticamente sólo fueron “a pasear”, pues por la mala logística trazada no llegaron a competir.
Esto sucedió con Georgina Ochoa, quien debía ser una de las primeras en competir, pero la Federación Mexicana de Taekwondó la hizo viajar hasta el final, por lo que no llegó a la competencia.
Su padre, Jorge Ochoa, denunció el hecho y a su regreso a México, refrendó el hecho: “Le tocó ir a echar porras, sufrir malos momentos, vivir experiencias desagradables— El sicólogo nos habló ayer, ha estado en contacto con ella. Tiene estrés postraumático, ansiedad”, mencionó.
El señor Ochoa dijo que no se quedará callado ante tantas injusticias: “Le tocó hoy a Georgina, pero tiene un papá que no se va a callar, va a levantar la voz. Esperamos que la Federación se acerque, que trate de remediar la situación, pero ellos brillan con su ausencia”.
Agregó que parece que la Federación “parece que quiere que pase el tiempo para que olvidemos esto, pero no va a hacer así, nos hemos acercado a unos abogados y tenemos la convocatoria de parte de diputados federales, vamos a darle hasta donde llegue”.
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Jorge Ochoa, padre de la seleccionada de taekwondó Georgina Ochoa, denunció los malos tratos que sufrió su hija por parte de la Federación Mexicana de Taekwondó.
“La Federación va a intentar amedrentarnos, pero no lo van a lograr, si hacen algo contra mi hija los voy a exponer. Se quieren agarrar que en un en vivo dije que ‘prometo que nos la van a pagar’, pero nunca mencioné a nadie—”.
Seguirá en la lucha a pesar de todo, “tengo dos hijas que vienen empujando fuerte y mi objetivo es que no pasen lo que pasa su hermana, pero a la que viene la voy a llevar a Aguascalientes, a la siguiente competencia”, comentó.
Para Jorge Ochoa, lo que pasó con su hija mayor, es doloroso, “estoy molesto porque dejamos toda nuestra vida atrás para tratar de que mi hija siguiera el sueño. Dejamos negocios, compramos casa, hipotecamos la casa y ellos destruyen el sueño de mi hija. Les tocó un papá que no se va a dejar”.
Lo peor es que “no les interesa la niñez, le comenté a una profesora que deberían ser más empáticos con ellos, me gustaría ver si tratan a un adulto como a un niño. Les aseguro que si nos sentamos con los niños y ellos hablan, destapamos una cloaca, aparecerían historias increíbles”.
*IR