PAN y PRI, en sus laberintos
Los otrora poderosos partidos, que por décadas fueron factores de poder, hoy viven su peor momento y sin claridad de su futuro.
En poco tiempo, el Revolucionario Institucional cumplirá 100 años de que fue fundado y durante más de siete décadas gobernó el país como partido casi único, hasta que en el 2000 reconoció, a fuerza de votos, la alternancia y lo hizo con su rival eterno, Acción Nacional, quien opositor desde sus inicios no se prestó en momentos importantes a la negociación y el acuerdo en lo “oscurito” con los gobiernos priistas, que si algo sabían hacer era la cooptación de sus adversarios.
Después del 2 de junio de 2024, los dos partidos no sólo están fuera del gobierno federal, sólo gobiernan unos cuantos estados de la República y fueron arrasados en los Congresos, el federal y los estatales, por lo que su joven rival, fundado en 2015, Morena, puede hacer los cambios constitucionales que quiera, como ocurrió esta semana con la reforma del Poder Judicial, sin consultar y tomar la opinión de las otras fuerzas políticas como ocurría, hasta la última década del siglo pasado, en México.
Acción Nacional y el Revolucionario Institucional viven momentos de crisis.
Un ejemplo, la traición de los senadores Yunes de Veracruz al panismo cuando dieron su voto a la reforma al Poder Judicial que envió el presidente López Obrador, quien es un viejo enemigo personal de Miguel Ángel Yunes Linares e incluso la noche del miércoles ambos Yunes fueron expulsados del PAN, partido que los cobijó dos décadas a pesar de sus tropelías y generosamente les dio, a hijo y padre, la fórmula para el Senado de la República.
Los panistas sabían que Yunes “fue la cara que defendió al PRI de la multa histórica del caso Pemexgate en 2003. Fue aliado de Elba Esther Gordillo, quien según AMLO operó el fraude en su contra en 2006. Fue director del ISSSTE con Felipe Calderón cuando se impulsaron las reformas anti laborales del periodo neoliberal”.
Eso lo sabían muy bien los panistas al igual que el manejo irregular de los recursos públicos a su paso por la administración pública, como gobernador el padre Yunes y los hijos como presidentes de los principales municipios veracruzanos.
Los Yunes tienen la traición a flor de piel y se estima que, cinco días antes de la votación en el Senado, la dirigencia de Acción Nacional y sus operadores sabían que los morenistas se habían acercado a ellos para buscar su voto y pidieron a cambio que la próxima gobernadora jarocha, Rocío Nahle, no los persiga y amenace con enviarlos a la cárcel.
Impunidad, pues, fue la moneda de cambio.
Si son honestos, a los panistas se les cae la cara de vergüenza porque ellos defendieron y cobijaron a los Yunes. Eran priistas y los hicieron suyos, incluso los ostentaban como candidatos a puestos de elección popular.
La expulsión, no basta.
Pero ese es un ejemplo de su crisis, perdieron las elecciones y se divorciaron de su base y hoy no son atractivos para la población, el suyo es en este momento catastrófico y demuestra que solo pensaron en su élite al regalarles las posiciones plurinominales y no designar a panistas.
Enfrente, los priistas mostraron en el Senado ser la fracción más unida y congruente porque ninguno, ni el marginado Manlio Fabio Beltrones, fue tentado por el poder de Morena para dar sus votos a favor de la reforma al Poder Judicial.
Por lo pronto, el Instituto Nacional Electoral le dio un revés a su presidente Alejandro “Alito” Moreno, al considerar que no son válidos los cambios recientes de sus estatutos y por lo tanto su última reelección no es válida y tendrá que ceder la posición a otro u otra priista.
Queda claro que, al manejar la estructura, Alito Moreno seguirá a tras mano como el hombre fuerte del PRI, pero nunca será lo mismo para su ego que ser el presidente.
La cúpula la mantendrá, pero los priistas lo que ya no tienen es la estructura nacional que los hacía ganar, militantes y simpatizantes buscan ahora otras opciones como Morena, el partido Verde y Movimiento Ciudadano para hacer política.
Están muy lejos de ser la opción de los mexicanos para sacar en el mediano plazo a Morena del poder y no han demostrado que sepan qué hacer.
Los “líderes” sólo cuidan sus privilegios.
PAN y PRI enfrentan a Morena, una maquinaria aceitada que no los dejará pasar fácilmente y menos si ellos no tienen estrategia, dirigentes legítimos, ni estructuras para cubrir todo el país.
Su futuro es incierto, panistas y priistas cada día son menos y no saben cómo volver a la senda del triunfo electoral y político, lo que sucedió esta semana en el Senado fue catastrófico.
Podrán tener prerrogativas el próximo año, pero cada día están más lejos del poder.
Hasta hoy, no saben cómo encontrar las salidas a sus laberintos.
De las anécdotas que se cuentan
Un constitucionalista como Francisco Burgoa explica que, en México, la oposición en ambas Cámaras del Congreso de la Unión no tiene el 33% necesario para presentar acciones de inconstitucionalidad.
En la Cámara de Diputados, la sobrerrepresentación anuló a la oposición y con la decisión de Miguel Ángel Yunes de votar con Morena, también el Senado pierde la legitimidad para defender la Constitución.
Ahora, Morena podrá aprobar leyes contrarias a la Carta Magna sin la posibilidad de ser impugnadas, a través de las acciones de inconstitucionalidad.
Perder amparos ante acciones del gobierno, será pan de todos los días.
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*ARD