De sangre azul
Legal y legítimamente, Augusta Díaz de Rivera es la presidenta estatal de Acción Nacional, ahora su mayor reto es construir la unidad y sumar a sus compañeros, que en su momento votaron contra ella.
La polarización que viven los panistas poblanos no es el mejor escenario para una competencia como la que les espera en 2024.
El miércoles pasado, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación desecharon los recursos interpuestos por la diputada federal Genoveva Huerta, quien aspiró a la reelección, porque en los casos presentados no cumplía con los criterios de procedencia para hacer una determinación distinta a la que emitieron las instancias anteriores, por lo que no fueron discutidos.
Al haber concluido con la revisión de todas las impugnaciones que presentó Huerta desde diciembre del año pasado, Díaz de Rivera se mantiene al frente de la presidencia del Comité Estatal del panismo.
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El mismo miércoles, Genoveva Huerta dijo que es respetuosa de las instituciones, acató el fallo del Tribunal Electoral, y agradeció a la militancia panista que confió en su proyecto.
“Acato el fallo del Tribunal Electoral por el recurso de impugnación que presentamos, quiero que quede claro, seguiré en Acción Nacional trabajando por el bien del panismo poblano, siendo una voz que reconozca aciertos y señale errores. Continuaré exigiendo que se nos tome en cuenta a todos los militantes en la vida interna del PAN”, declaró en un video publicado en sus redes sociales.
Pidió que se demuestre con trabajo, las diferencias entre el antes y el ahora para juzgar con imparcialidad los resultados.
Este último mensaje es un reto abierto a la actual dirigencia, advirtiendo que no será sencillo construir la unidad.
Los proyectos de quienes compitieron por la dirigencia estatal de Acción Nacional en diciembre pasado, cuentan con respaldo de panistas de distintos municipios y posiciones, algunos ocupan puestos de elección popular como legisladores y regidores y tienen puesta la mira en 2024.
Aun con el acatamiento de la decisión judicial de la diputada Huerta, en el fondo la disputa continúa y como hay agravios personales de una y otra parte se vuelve más difícil llamar al diálogo y construir la fortaleza de un partido que, sólo unido, pueda salir victorioso en 2024.
Los panistas de Augusta Díaz de Rivera se sienten ahora más seguros que nunca y hacen planes para estar en las boletas de 2024, pero lo mismo sucede con sus compañeros de enfrente que están dispuestos a todo para ganar posiciones o por lo menos ser reelectos.
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La democracia interna de Acción Nacional en ocasiones los lleva a severas disputas, que terminan en deserciones si se sienten excluidos y esa es la peor medicina si como planean llevarán mano en la alianza Va por Puebla y ellos designarán a los candidatos a gobernador y a las principales presidencias municipales que estarán en juego, entre ellas la capital.
Si en unos meses el escenario no cambia, el panismo poblano se encamina a una dolorosa derrota y en esa aventura arrastrarán al PRI y al PRD, sus aliados.
La unidad de los políticos de sangre azul es fundamental para ganar o perder elecciones, de ellos más que de su oposición, dependen los resultados en Puebla.
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