Un año le tomó al gobierno federal darse cuenta que no es fácil reflotar una empresa, aún con el grifo presupuestal a todo lo que da: ese fue el lapso que duró Mexicana de Aviación, operando. Apenas el pasado 26 de diciembre había cumplido un año de operaciones.
La aerolínea del Estado administrada por la Secretaría de la Defensa Nacional, dejó de operar desde y hacia 8 rutas a partir del 6 de enero. Queda el recuerdo de su primer truene, el 28 de agosto de 2010 cuando la aerolínea anunció el cese total de sus operaciones y Gastón Azcárraga Andrade voló hacia una libertad que no convence a muchos.
Azcárraga Andrade era el propietario de la aerolínea desde que, en 2005, Vicente Fox vendió la aerolínea en 165 millones de dólares a Grupo Posadas. En menos de cinco años, la aerolínea entró en concurso mercantil con el fin de llegar a un acuerdo con sus acreedores y buscar a inversores, pero era demasiado grave el caso.
En abril de 2014, la jueza Edith Alarcón decretó la quiebra de la empresa, generando una avalancha de protestas de trabajadores y jubilados, quienes no habían recibido su liquidación.
Huyendo, Azcárraga se fue a Estados Unidos buscando evitar las órdenes de aprehensión en su contra y dejó la presidencia de Grupo Posadas en manos de su hermano José Carlos. En realidad, vendió todas sus posiciones y se las llevó a puerto seguro.
Con semejante antecedente, no deja de producir escalofrío que, en su segundo y extraño rescate, Mexicana informó que dejará de volar a Acapulco, Campeche, Guadalajara, Ixtapa, Nuevo Laredo, Puerto Vallarta, Uruapan y Villahermosa.
El militar Leobardo Ávila Bojórquez, director de la aerolínea, informó que Mexicana había transportado en su año de operaciones a 382 mil 11 pasajeros, el 13 por ciento de su meta de 3 millones anuales planteada para 2027.
El director de Mexicana es Técnico Piloto Aviador militar por la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea y licenciado en Administración Militar, que previamente fue subdirector general de Mexicana de Aviación y enlace de la Secretaría de la Defensa Nacional en la Agencia Federal de Aviación.
En su primer año de operaciones, Mexicana con trabajos alcanzó menos del 1 por ciento de la participación de mercado.
A partir de todo lo anterior, no pocos se preguntan qué explicación oficial es la de decir que “la suspensión de rutas se debe a una revisión estratégica”.
Tampoco se explica por qué de un porrazo, la aerolínea dejó de operar ocho destinos, servidos por TAR, una empresa privada queretana a la que le pagaba “la maquila” de los vuelos.
Las pérdidas suman más de 900 millones de pesos y para el récord quedan los 53 pasajeros en promedio por vuelo durante su primer año de funcionamiento.
Sensato sería cerrar la ocurrencia iniciada el sexenio pasado, pero como son las cosas, no se duda que, en plena crisis de ingresos federales, se siga tirando dinero bueno al malo.
De las anécdotas que se cuentan
Pemex, en la lona. El 8 de enero, debe haber caído mal el almuerzo a los directivos de Petróleos Mexicanos (Pemex): se confirmó que la producción de petróleo tocó el nivel más bajo en 45 años.
Probablemente se diga que no es para tanto o que los pesimistas estamos documentando mentiras. Tal vez no sea así: la caída en la producción de petróleo, ha registrado niveles mínimos que no se veían desde el sexenio de José López Portillo.
A noviembre de 2024, México produjo 1 millón 488 mil barriles diarios de petróleo crudo, la cifra más baja en 45 años. Nuestro país no había producido menos de 1.5 millones de barriles diarios desde septiembre de 1979, cuando la extracción fue de 1 millón 472 mil barriles.
La historia que ha contado la doctora Claudia Sheinbaum de que se pagarán las deudas por 20 mil millones de dólares a proveedores y contratistas en el primer trimestre de 2025, no ha sido suficiente para despertar buen ánimo en docenas de oficinas instaladas en Villahermosa, Ciudad del Carmen, Paraíso y hasta la Ciudad de México.
No hay que olvidar los 6 mil millones de pesos que la petrolera adeuda al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, lo que tarde o temprano generará una acalorada discusión entre los liderazgos de la unión sindical y los dirigentes de la empresa.
Con todo lo anterior, no se puede reprochar a las calificadoras que han estado alertando sobre lo que viene. Pemex tiene una deuda de corto plazo estimada en 359 mil millones de dólares. Habida cuenta que no hay dinero para pagar algo así en el gobierno federal, vienen dos alternativas, refinanciar deuda con intereses muy altos o, declarar el impago.
En semejantes condiciones se encuentra la petrolera, que una vez más está contra las cuerdas y algunos de sus peores directivos que ya no despachan ahí, ahora están inventando rarezas en el Infonavit.
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*ARD