El liderazgo del primer ministro británico, Boris Johnson, se encuentra en uno de los momentos más álgidos. Las fiestas en Downing Street, su residencia y oficina, en medio de un estricto confinamiento causado por la pandemia de covid-19 en 2020 lo han puesto entre la espada y a pared.
A pesar de haberse disculpado en la Cámara de los Comunes y de asegurar que se trataba de reuniones de trabajo, en el Partido Conservador, el partido de Johnson, ha aumentado un movimiento sistemático para retirarle su confianza al líder británico.
Este hecho fue la gota que derramó el vaso de una serie de malestares sociales causados por decisiones perjudiciales, afectando su popularidad en un punto de no retorno. Las encuestas son desastrosas: 72% de los votantes desaprueba su trabajo.
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Con dos años de pandemia, se avistan retos no menores que necesitarán de decisiones difíciles y un líder fuerte. Por ejemplo, el sistema de salud británico, National Health Service (NHS), solo puede atender uno de cada cinco británicos y está a punto de colapsar.
La inflación también es un problema, debido a la escasez de mano de obra agravado por el Brexit y las fricciones comerciales con la Unión Europea (UE). Se pronostica que este aumento de precios se vea reflejado en las facturas de energía de los hogares y aumente en un 50%.
Otro efecto del Brexit es la escasez de todo tipo de productos alimenticios que está causando problemas en el comercio doméstico. Esto es debido a que muchos trabajadores de la cadena de suministro procedían de la UE y ya no tienen permisos laborales en Reino Unido.
Por si fuera poco, el gobierno de Gran Bretaña anunció un aumento en febrero de impuestos sobre la nómina en 1,25 puntos porcentuales. Este aumento es, principalmente, para cubrir el coste de las personas de mayor edad que en total representan el 30% de la población del país.
¿Sobrevivirá políticamente Boris Johnson a esta turbulencia?
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Johnson ha evitado por ahora que se convoque una moción de confianza interna sobre su liderazgo del Partido Conservador, un escenario que parecía inminente cuando una veintena de diputados mencionó públicamente su desconfianza al ministro.
Esos parlamentarios son mayoritariamente representantes de circunscripciones del norte de Inglaterra, una zona de voto tradicionalmente laborista, que lograron un escaño por primera vez en 2019. No obstante, la “no confianza” se podría poner en marcha si 54 diputados la piden, una cuota que por el momento no se ha alcanzado.
El primer ministro británico se encuentra sobreviviendo momentáneamente; sin embargo, el verdadero detonador de votos de “no confianza” será la conclusión de la investigación interna de las reuniones que se perfilan como decisivas para su destino político.
Según declaró el secretario de Estado británico para Irlanda del Norte, Conor Burns, sus colegas optarán a esperar los resultados de la pesquisa, que está a cargo de la funcionaria Sue Gray, burócrata intachable, y se esperan que la deducción esté para la próxima semana.
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Una resolución negativa en la averiguación podría causar la adición de nuevos diputados dispuestos a firmar una carta con el voto de “no confianza” al Comité 1922, lo que provocaría la remoción de Johnson y la organización de una elección de un nuevo líder y primer ministro.
El futuro no solo es incierto para el actual primer ministro, sino para toda una nación que se enfrenta a una crisis política que está dejando de lado los temas importantes de la nación. La sociedad británica no tolerará la politiquería y empezarán a rodar las cabezas.
Contacto: Antar.mendozaan@udlap.mx
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*ARD