A Ricardo Gutiérrez Loyola y su familia un fuerte abrazo
en estos momentos difíciles. Pronta resignación.
El 25 de octubre pasado, el secretario de Gobierno del Ayuntamiento de Puebla, Francisco Rodríguez Álvarez, informó que para entonces tenían un número identificado de ambulantes en el Centro Histórico de la ciudad, el rango es de 750.
Trascendió que el Ayuntamiento y las organizaciones acordaron mantenerse hasta el 6 de enero próximo, por la fuerte temporada de ventas de fin de año.
El número que el funcionario señaló es 114 por ciento superior a la cifra que dio poco antes de finalizar su administración el panista Adán Domínguez, 350. Con todo, si bien es cierto que la cifra es considerable, habrá que apuntar que en otras partes de la ciudad también hay vendedores ambulantes en las avenidas, calles y bulevares.
En 2015, había 21 grupos de informales agremiados y 2 mil integrantes, en distintos puntos de Puebla Capital. En 2021, había 11 organizaciones y alrededor de 1 mil 100 vendedores registrados.
En la actualidad, dos grupos tienen la mayor cantidad de posiciones en las calles: la agrupación “11 de Marzo” y “Fuerza 2000”. Por supuesto, también tiene lo suyo la “Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de octubre”.
Preguntando al doctor Mauricio Saldaña, investigador del tema, señala que alrededor del 90 por ciento de todos los ambulantes del Centro Histórico de Puebla, reportan a la “11 de Marzo” o a “Fuerza 2000” y el resto, se encuentran a las órdenes de no más de 8 líderes.
Si los datos oficiales fueran precisos y tomando en cuenta que cada ambulante representa el ingreso de una familia de cuatro personas, ahora mismo 3 mil poblanos viven del comercio informal, solo en el Centro Histórico.
Esa cantidad se limita a ciertas calles, no a otros polos como es la zona de Los Lavaderos, las inmediaciones de la CAPU, distintas sedes de los Centros Escolares, afuera de hospitales públicos y cientos de puntos de venta, desde camiones de comida, puestos grandes y muy pequeños.
Si se sumaran a todos los ambulantes que operan en el estado de Puebla, la cifra estimada es de unos 100 mil, una cantidad relevante pero alejada del Estado de México, con alrededor de 350 mil y, la Ciudad de México, con unos 150 mil.
Si Puebla tiene alrededor de tres millones de habitantes que integran a su población económicamente activa, los ambulantes estimados son el 3.33 por ciento de la misma.
En un estudio que actualizó en 2020, el gobierno federal identificó que la formación académica promedio de un ambulante, es de segundo de secundaria y su ingreso promedio apenas alcanza los 4 mil pesos mensuales.
El doctor Saldaña apunta que hay una relación entre ambulantes y migración interna por motivos de violencia. Puso el ejemplo de Michoacán, que está viendo crecer su número de ambulantes por la guerra en Tierra Caliente, entre CJNG y sus enemigos. También está el caso de Nuevo León, por las violentas escisiones de Zetas y Cártel del Golfo.
En otras palabras, hay un segmento poblacional que huye de sus comunidades y se dedica al ambulantaje como un ingreso de sobrevivencia.
En la ciudad de Puebla, el 40 por ciento de los ambulantes expenden “comida, bebidas y tabaco”; el 24 por ciento, “mobiliario, herramientas, accesorios de cómputo y equipos de telecomunicación”; el 20 por ciento, “ropa y accesorios” y el 16 por ciento, “productos para entretenimiento”.
Así, hay riesgos de que se incremente la cantidad de comerciantes ambulantes y que sean objetivos de la delincuencia organizada. No solo es importante el número de personas que viven del ambulantaje sino los riesgos de los que pueden ser víctimas.
En cada puesto ambulante puede esconderse una historia de estafa y de migración interna.
De las anécdotas que se cuentan
El 24 de octubre, la alcaldesa de Tecpan de Galeana, Alba Iris Soberanis Hernández, señaló en un video desde su oficina que la extrema violencia que está experimentando su municipio, se debe a que los agresores llegan de Guatemala.
Autora de la excepcional frase “no me ven en la calle, pero estoy aquí y sigo firme en mi compromiso”, la alcaldesa soltó su hipótesis sobre el baño de sangre que ahoga a su municipio.
En su mensaje, dijo que los agresores tienen “una apariencia inusual, con numerosos tatuajes y que podrían provenir de otros países” (…) “están queriendo salir ya como si fueran parte de nosotros” y “al integrarse en la vida cotidiana de la comunidad, ganan aceptación sin que se les reconozca como externos o potencialmente peligrosos”.
Finalmente, Soberanis dijo que esas personas eran responsables de la extrema violencia que ha experimentado el municipio desde la madrugada del 24 de octubre.
La funcionaria se refiere al encontronazo entre efectivos del Ejército y células delictivas, además de refriegas entre éstas últimas, con un saldo de 17 criminales muertos.
La realidad es por mucho, más compleja, en Tecpan de Galeana, en la Costa Grande de Guerrero, se sabe del dominio territorial de Los Granados, grupo criminal fundado por Salvador Granados Vargas, “Chava Granados” hace unos 12 años, aproximadamente.
La filtración Guacamaya Leaks señala que Los Granados son amos y señores de Tecpan de Galeana, Atoyac de Álvarez y Coyuca de Benítez. A este grupo delictivo se le señala de haber asesinado a por lo menos una docena de elementos de la secretaría de Seguridad Pública del municipio de Coyuca de Benítez el 23 de octubre de 2023.
Los Granados comenzaron a adquirir notoriedad desde 2008, cuando se enfrentaron contra las huestes de Rogaciano Alba, tras la separación de Joaquín Guzmán y los hermanos Beltrán Leyva.
El lío del pasado 24 de octubre se dio por la llegada de un grupo delictivo contrario, Gente Nueva, contra el bastión de Los Granados, pero para arrasar a éstos últimos, los invasores no llegaron solos, sino acompañados de por lo menos diez guatemaltecos y un salvadoreño.
Omar García Harfuch, secretario federal de Seguridad, atribuyó el tiroteo al cártel Grupo Gente Nueva y comentó que el convoy de agresores se dirigía a atacar puntos específicos dominados por Los Granados, cuando se encontraron en el camino hacia Del Moreno, a un convoy del Ejército, Marina y Guardia Nacional.
Las preguntas quedan así, los guatemaltecos y salvadoreños, ¿eran mercenarios o migrantes obligados a pelear para un grupo criminal? ¿Se quedarán en Guerrero o los exportarán a Morelos y Puebla?
Las respuestas que sean, inquietan.
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*ARD