Venenos que respiramos I

Del Reportero

Adulterar gasolina es básicamente mezclar el combustible original con distintos productos que no tienen nada que ver con la “receta” legal, estandarizada.

Las consecuencias básicas para un automóvil que recibe esa clase de producto, incluyen la obstrucción de los inyectores, el daño a la bomba de combustible o de plano impedir que la unidad funcione.

En México, dependiendo del automóvil, una reparación de semejante daño no es inferior a los 10 mil pesos, pero dicen los expertos que un promedio sería de 15 mil pesos.

Hay centenas de grupos delictivos en todo el país que se encargan de preparar ese tipo de sustancias que a su vez venden a innumerables gasolineros para adulterar el combustible. Expertos señalan que la mezcla, que hacen estos delincuentes, generalmente está hecha con queroseno y aceite de jabón.

El combustible adulterado se nota porque su color no es amarillo anaranjado brillante, sino verde o negro, o de consistencia opaca. También su olor es distinto y muy intenso.

Se cuentan por centenas a las gasolineras en el país que expenden esta clase de combustible. Las estimaciones señalan que tres de cada diez litros de combustible en México, están adulterados.

Tal mezcla tiene un origen incierto en el sentido que puede aplicarse el adulterante al combustible original desde la red de comercializadores, distribuidores y expendedores.

Un laboratorio certificado y experto en la NOM-016-CRE-2016 (Especificaciones de calidad de los petrolíferos) CIEFSA, identificó que el 80 por ciento de los combustibles que ha analizado son adulterados, en una proporción promedio de 70 por ciento gasolina original, 20 por ciento, naftas ligeras y el 10 por ciento restante es alcohol o etanol. 

El mismo laboratorio ha identificado que el diésel no se escapa de esas combinaciones, pues lo han encontrado mezclado con aceites minerales.

La nafta ligera es el producto menos procesado de una refinería, extremadamente volátil e inflamable, pero también carcinogénico, en la Categoría II, bajo la Clasificación Armonizada en la Unión Europea, de acuerdo a la Tabla de Sustancias Clasificadas como Cancerígenas y/o Mutágenas de la Universidad de La Rioja.

Para un gasolinero, la diferencia es mayúscula: si los datos de CIEFSA se aplican en cualquier parte del país, por cada millón de litros de combustible que compra, incrementa la ganancia con 300 mil litros de sustancias que no son gasolina.

Distintos niveles de gobierno han señalado que Pemex y el G500 son los gasolineros con el mayor número de denuncias por gasolina contaminada. En el caso de G500, ha señalado a los medios especializados que posee una alianza con Glencore, que incluye que le surta 180 mil barriles diarios de gasolina y diésel durante los próximos 15 años.

Los expertos señalan que seguirle la pista a los gasolineros que expenden esa clase de veneno es fácil: a través de la información diaria que recopilan el SAT y Pemex sobre la compra y venta de gasolinas y diésel, y con eso se identificaría qué gasolineras venden volúmenes que no coinciden con lo comprado.

En ese sentido, no es extraño que Pemex señale que hay un sinnúmero de casos de gasolineras que compraban cierta cantidad de litros y de a poco dejan de surtirse, pero siguen funcionando, como es el caso del “Triángulo Rojo” en Puebla, así como en los estados de Veracruz y Tamaulipas.

Pemex ha señalado que de las 12 mil 171 estaciones de servicio que operan en el territorio nacional, 3 mil 271 (27 por ciento) se surten de combustible con 54 nuevas marcas, de las cuales 35 son mexicanas, por lo que el misterio de la gasolina adulterada y el huachicol se da en las 8 mil 900 que se surten con la petrolera mexicana.

La Secretaría de Energía ha identificado que además de las gasolineras de Pemex, las marcas con más sucursales son: OXXO GAS, BP, GasoRed, Petro Seven, Hidrosina, G500, ExxonMobil; Gasolineras Orsan, RedCo, Eco Gasolineras, Repsol y GasMart.

A contracorriente, existe el razonamiento de que las marcas que no son Pemex podrían tener un sub registro del volumen de venta de combustibles, lo que ocultaría la gasolina adulterada y la robada. 

Con todo, la especie no tiene sentido porque varias de las marcas que expenden combustible en México cotizan en distintas Bolsas de Valores y el escándalo les impactaría en otras unidades de negocio. Y las que no están en Bolsa tendrían que manejar volúmenes gigantescos para que cuadraran los números.

Así, el sentido común no favorece a Pemex, dado que hay zonas en el país donde es el único distribuidor. Si se deja la ruta del dinero, entonces hay que seguir la ruta del huachicol: Puebla, Hidalgo, Guanajuato, Estado de México, Veracruz, Jalisco y Tamaulipas.

Las redes que están detrás de estos delitos incluyen a políticos y empresarios, ya que los que mueven millones de litros de adulterante para las gasolinas no son meros pandilleros.

 

De las anécdotas que se cuentan

La presidenta de la Comisión contra la trata en el legislativo local del estado de Tlaxcala, Lorena Ruiz (PVEM) está casada con un personaje que se hacía llamar José Alberto Barragán Chávez.

Su verdadero nombre es Carlos “El Paletas”, traficante de narcóticos de Los Zetas, con orden de aprehensión de la FGR desde 2010 y una recompensa de 10 millones de pesos por su captura.

Al personaje lo detuvo la Marina Armada y la FGR en Apizaco, el viernes pasado, en el restaurante de mariscos “El Payo”.

Se sabe que ahora se desempeña como encargado de la plaza de la Nueva Familia Michoacana.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Crisanto

 

*ARD

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