Los pecados de Izúcar y Cuautla

Del Reportero

Era la madrugada del pasado 11 de septiembre y un grupo especial de la Fiscalía del Estado de Puebla entró en un domicilio ubicado en la junta auxiliar de Raboso, en Izúcar de Matamoros, colindante con el estado de Morelos.

En el sitio también estaban algunos integrantes de la Fiscalía General de la República y la Guardia Nacional, que se encargaba de resguardar el perímetro. En minutos, los elementos de la fiscalía poblana detuvieron a tres personas. Todo indica que forman parte de una organización criminal dedicada al robo de menores, tanto para fines de trata como de tráfico de órganos.

El operativo en Raboso también incluyó la participación, en términos de análisis de gabinete y trabajo de campo, de autoridades de los estados de Morelos y de Tlaxcala.

Lo anterior da cuenta que los delincuentes que integran a esta pandilla no solamente son de cuidado, sino que actúan en distintas entidades federativas.

Por si hubiera dudas del calibre de la amenaza, en esa vivienda de Raboso encontraron a cuatro menores, entre ellos un bebé de meses de nacido, que había sido robado en Comonfort, Guanajuato.

Se comenta en los pasillos de las fiscalías que estas personas no pedían rescate por sus víctimas, lo que apunta claramente a fines distintos a los de un secuestrador.

La fiscalía estatal de Morelos investiga los casos de al menos cuatro menores que han intentado ser levantados en Cuautla. Revisando los archivos, todo indica que al menos uno de los detenidos en Izúcar de Matamoros es sospechoso de un doble feminicidio: de una mujer de 33 años y de su hija de 8 años en Jantetelco, Morelos, a quienes habrían asesinado para robarles a un bebé. 

Al parecer, este grupo criminal también está vinculado al secuestro de un matrimonio adolescente y dos de sus hijos, desaparecidos en Cuautla, Morelos.

En el estado de Tlaxcala, las fuentes señalan que uno de los detenidos está conectado con intento de levantones a mujeres adolescentes en dicha entidad.

En todo esto, no cabe duda que el nodo principal de las actividades de esta organización delictiva es Cuautla, Morelos.

En el caso de la junta auxiliar de Raboso, en Izúcar de Matamoros, se sabe que es un lugar recurrente para instalar casas de seguridad de delitos cometidos en la Mixteca poblana y en el estado de Morelos, usualmente conectándolo con otras casas similares en San Juan Epatlán.

Todo apunta a que hay un grupo de alto impacto que se dedica de tiempo completo al robo de infantes, tanto para fines de trata como para tráfico de órganos.

No se tiene idea si trabaja para CJNG o es independiente. 

Los expertos consideran que el Cártel de Sinaloa no se mete en ese tema y no se sabe que la Nueva Familia Michoacana lo haga, dado lo especializado del delito. Como sea, es evidente que sus alcances son regionales y disponen de una red que les permite secuestrar en una entidad y llevarse a sus víctimas a otro lugar.

En lo que las autoridades de las entidades federativas hacen su tarea, queda la advertencia. 

El modus operandi es el mismo: una mujer caminando con un bebé o niño pequeño, es interceptada por un auto tipo sedán, del que salen uno o dos sujetos. No van por la mujer sino por el menor. Si la mujer titubea, se llevan al pequeño.

No se sabe dónde terminará esta historia, pero una cosa es segura: pensar que la delincuencia organizada es un ejército de sicarios armados hasta los dientes que se pelean entre ellos, es un error. También hay grupos que operan delitos especializados y con notables dosis de cobardía, actuando contra los más indefensos.

 

De las anécdotas que se cuentan

Las bandas de trata que se ubicaban en Tenancingo, Tlaxcala, considerado por años el bastión de la explotación sexual, de las que hay películas y series americanas, parece que han ampliado los delitos a los que se dedicaban y lo peor crecen por otros municipios y estados de la República.

La violencia contra los menores de edad va en aumento. 

A ellas adolescentes se las llevaban para prostituirlas, hoy privan de su libertad a jóvenes y niños, sin importar sexo, para la trata y el tráfico de órganos.

Las bandas operan y son parte de la delincuencia organizada que tiene en jaque a los mexicanos y al país.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Crisanto

*ARD

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