Miles de peregrinos acudieron a la Basílica de Guadalupe en busca de consuelo o en busca de pagar una manda.
Por segundo año consecutivo, la pandemia de covid-19 obligó a modificar la forma de rendir culto a la Virgen de Guadalupe. En esta ocasión, los peregrinos fueron conducidos por brigadas de la Basílica y de la alcaldía Gustavo A. Madero directamente debajo de la imagen de la guadalupana, sin posibilidad de permanecer dentro del santuario.
La presencia de los peregrinos en el interior del templo se redujo a los dos o tres minutos que tardaban en bajar al basamento, abordar la banda sin fin que cruza debajo de la imagen de la Virgen, y finalmente salir del templo.
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La única posibilidad de asistir dentro del templo fue de forma virtual, con la colocación de fotografías de los peregrinos en las bancas de la Basílica y de velas en representación de cada peregrino que pagó el paquete respectivo.
A lo largo del día se desarrollaron misas en las que se permitió el acceso a una cantidad reducida de peregrinos.
Medidas sanitarias
A todos los asistentes se le exigió ingresar con cubrebocas, los peregrinos eran rociados con soluciones desinfectantes en el último tramo de la Calzada de Guadalupe, antes de ingresar al santuario, y la imposibilidad de permanecer en el atrio y en el exterior se debió al intento de limitar los contagios de coronavirus.
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Mientras que en el interior hubo sana distancia, afuera, miles de peregrinos acudieron para festejar a la Guadalupana. Las Mañanitas fueron grabadas con anterioridad.
A diferencia de años pasados, fue notable la reducción en el número de visitantes a la Basílica, no se observaban los grandes campamentos de peregrinos instalados dentro y fuera del atrio a la espera de Las Mañanitas a la Virgen.
La ceremonia se grabó con antelación y entre los asistentes este año estuvieron María Victoria, Lucero, Mijares, Paty Manterola, Guadalupe Pineda, Ernesto Laguardia, Gala Montes y el torero Diego Silveti, acompañados del mariachi Gama Mil.
Como sucede cada año, los peregrinos arribaron a lo largo del sábado a pie desde diversos puntos de la ciudad y desde estados vecinos. También utilizando bicicletas, camiones de carga, camionetas de menores dimensiones y autos, etcétera.
Conforme se acercaba la medianoche, la cantidad de peregrinos se incrementó hasta los cerca de 3 millones que las autoridades capitalinas estimaron.