En verdad, ¿el PRI creé que puede ser uno de los suyos el candidato a la gubernatura de Puebla en 2024, en alianza con Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática?
Primero, habrá que confirmar que la coalición de Va por México, que aquí será Va por Puebla, trasciende los tiempos de confrontación que viven internamente los partidos que la integran y después que cumplan los compromisos que establecieron desde 2021.
Por ejemplo, aquí en Puebla acordaron los tres partidos que será un panista quien busque la gubernatura con el apoyo de priistas y perredistas, el más perfilado es el presidente municipal de la capital, Eduardo Rivera Pérez, quien ha dicho que no tiene prisa y definirá si decide postularse hasta el próximo año, mientras gobernará una de las ciudades más importantes del país.
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En ese ejercicio, realiza política todos los días acercándose a la sociedad y a integrantes de todos los partidos, incluido Morena para construir una postulación plural, sin descarta que su plan B es la reelección.
Por eso extraña que el dirigente estatal priista, Néstor Camarillo, insista que los priistas también tienen cuadros para postular por la gubernatura y quien sea no tendrá el apoyo de los panistas, que está demostrado es el partido opositor con el mayor número de votos y estructura para pelear con posibilidades la gubernatura.
La situación del tricolor en Puebla es tan deprimente que el presidente del Revolucionario Institucional, Camarillo Medina, insiste desde hace varios meses y todas las semanas que la alianza PAN-PRI-PRD se mantendrá unida con miras a las elecciones del 2024; sin embargo, y hace unos días, como si se disparara al pie, dijo que el perfil que peleará por la gubernatura no está definido y descartó que sea un lugar “apartado” para el alcalde Eduardo Rivera. Mintió.
Agregó que a nivel nacional hay un acuerdo entre las dirigencias de los tres partidos para ir juntos en el próximo proceso electoral y que a nivel local ya se instalaron las mesas de trabajo.
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El priista aseguró que “la condición del presidente municipal” es especial y le permitirá dar resultados, pero existen más cuadros de la oposición que podrían encabezar la alianza “Va por Puebla” y recuperar la gubernatura.
Insistió que en el PRI hay perfiles que podrían participar, entre ellos diputados federales, diputados locales, alcaldes y regidores, aunque no dio nombres
En el fondo el priista sabe cuál es la condición de su partido en Puebla y pidió “dejemos que trabaje. Lalo, que no es priista, es panista y es un buen panista. La condición que tiene Lalo no la tienen muchos. Él tiene una gran oportunidad de dar resultados en la ciudad y si tuviera una aspiración, los ciudadanos la respaldarían”.
En realidad, los priistas saben que no tienen ninguna posibilidad de que uno de los suyos sea candidato o candidata a la gubernatura y en una de esas ni siquiera a la presidencia municipal de Puebla, si bien les va tendrán legisladores en las cámaras federales y en la local.
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Hombres y mujeres formados en el poder que generaba la presidencia de la República, hoy solo tiene a un presidente nacional, Alito Moreno, que está involucrado en actos de corrupción y escándalos por sus excesos.
El futuro de los priistas depende hoy de la alianza y tendrá que aceptar las condiciones que les imponga Acción Nacional, por lo menos en Puebla así será.
De las anécdotas que se cuentan
El 28 de julio, Petróleos Mexicanos (Pemex) reportó exultante que, en el segundo trimestre de 2022, había obtenido una utilidad neta trimestral de 131 mil 500 millones de pesos, la más alta desde 2004.
Andrés Manuel López Obrador soltó una salva de elogios a la paraestatal y una cargada mediática se encargó de ensalzar a Octavio Romero y su equipo. Sin embargo, las cosas no son tan optimistas.
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Convertida en dólares, la cantidad mencionada es de 6 mil 450 millones de dólares.
Y como la canción de La Bartola, tiene que considerar tres factores:
1.-Su deuda corporativa es la más alta de todas las petroleras en el mundo, nada menos que de 108 mil 100 millones de dólares. El tema es que no podrá abonar esos 6 mil 450 millones a su deuda, sino un pedazo.
2.-La mayor parte de esos recursos se va al fisco federal, que ahora está haciendo malabares para subsidiar el precio de la gasolina. Dicen los especialistas que, si bien le va, Pemex va a aplicar acaso 1 mil millones de dólares a la amortización de su deuda.
3.-Y, la paraestatal le debe poco más de 72 mil 600 millones de pesos (3 mil 700 millones de dólares) a sus proveedores.
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En otras palabras, no se irá un quinto a cubrir la suerte principal de la deuda y menos para invertir en el urgente mantenimiento de sus tuberías, destrozadas en distintas zonas del país por el huachicol.
En junio, la paraestatal salió a los mercados a ofrecer bonos, por 2 mil millones de dólares.
En el mejor de los casos, obtuvo 1 mil 500 millones. Los bonistas desdeñaron a Pemex por una obviedad: no está generando suficiente efectivo para pagar lo que ya debe.
Los mercados se preguntaron con una lógica evidente si en seis o doce meses, Pemex no volvería a renegociar, ya no la suerte principal sino los intereses. Y así llevársela hasta el infinito. O peor aún: en esta administración, no se vale ya aplicar la ley, por lo que más de un inversionista pensó que podría ocurrir algo así con el dinero comprometido.
Pemex ha ido ampliando el plazo de su deuda y ya está una parte de ella, pagadera en 2050. La información es pública. A ese panorama, hay que agregarle que el presupuesto de la refinería Dos Bocas ya superó los 12 mil 500 millones de dólares, que representan el doble de las utilidades cantadas por López Obrador.
Y con esos datos han celebrado la utilidad trimestral de la paraestatal.
Tal vez no sea para tanto, considerando a los que deciden sobre el destino de ese dinero.
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*ARD