La información fue escueta, pasaba del mediodía de lunes 6 de junio del 2022 cuando, a través de las redes sociales, periodistas con fuentes confiables en la Fiscalía estatal trascendieron la detención por ministeriales del abogado chiapaneco Javier López Zavala, acusado del feminicidio de la abogada Cecilia Monzón.
Fue en septiembre de 2010, en el despacho principal de Casa Puebla, el día que eligió el gobernador Mario Marín para hablar con su candidato a sucederlo, quien fue derrotado en julio de ese año por el panista Rafael Moreno Valle. Amigos y colaboradores por años, el mandatario le reclamó por “los errores” de la elección y expresó sus argumentos de enojo a López Zavala.
Llegó el silencio y el chiapaneco le volvió a hablar de “usted” a Marín y le recordó que toda la campaña, los candidatos, la propaganda, la estrategia de comunicación y su discurso, fueron elaborados en Casa Puebla, por lo que no aceptó ser el responsable de que el PRI perdiera la gubernatura. Se levantó y se marchó.
Acabó así la relación personal de dos miembros de la clase política poblana que soñaron con mantener el poder por lo menos 30 años en un grupo hegemónico, que era el que construían los marinistas. Lo que les duró apenas un sexenio y ahora ambos están en la cárcel.
Agentes ministeriales detuvieron en La Libertad a las 10:54 a López Zavala. La Fiscalía confirmó que se le investiga como autor intelectual del homicidio de la activista Cecilia Monzón acaecido el 21 de mayo a manos de dos sicarios que viajaban en una motocicleta.
Ella recibió, cuando manejaba su camioneta cerca de su domicilio, varios disparos que le ocasionaron de inmediato la muerte.
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Cecilia Monzón sostuvo una relación afectiva con López Zavala con quien procreó un hijo y lo tenía demandando por la pensión alimenticia del menor.
Uno de los autores materiales del crimen fue detenido el sábado pasado en Chiapas y luego del cateo de un domicilio en la colonia Universidades con pruebas contundentes que lo involucraban, éste señaló a su tío, el político priista López Zavala como quien en abril le dio la orden de hacerlo.
Cabe destacar el trabajo de la Fiscalía y del fiscal Gilberto Higuera Bernal que en 16 días esclarecieron este homicidio que estremeció a la sociedad poblana por la saña con la que se llevó a cabo la ejecución.
En un comunicado de la dependencia se estableció la noche del lunes que:
“Jair N. originario del Estado de Chiapas y sobrino de Javier N., recibió la pistola y la motocicleta de manos de este último, quien a su vez se la proporcionó a Silvestre N. para que la utilizara en la comisión del hecho delictivo. Se pudo establecer que Silvestre N. llegó al estado de Puebla procedente de Veracruz, donde tiene su domicilio, exprofeso para preparar y cometer el hecho, hospedándose en un hotel de esta Ciudad para reunirse en diversas ocasiones con Jair N. para coordinarse y llevar acciones de vigilancia a la abogada Cecilia N. particularmente acerca de sus actividades y su domicilio.
“De esta manera, con múltiples indicios, la investigación realizada por la Fiscalía General del Estado condujo al esclarecimiento del hecho, logrando obtener indicios y evidencias suficientes para acreditar que, en el mes de abril de 2022, Javier N. encargó a Jair N. y Silvestre N. que privaran de la vida a Cecilia N., proporcionándoles los instrumentos mencionados para la comisión del hecho, así como Santiago N. proporcionó uno de los vehículos utilizados en el hecho.
“Por ello, la Fiscalía ejercitó acción penal contra Javier N., Santiago N., Jair N. y Silvestre N., por su probable participación en el hecho con apariencia de delito de feminicidio, cometido en agravio de quien en vida respondiera al nombre de Cecilia N., solicitando se librara la respectiva orden de aprehensión, a la cual hasta este momento se ha dado cumplimiento respecto a Javier N., Santiago N. y Jair N”.
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Del pináculo del poder a la prisión, seguramente con la sanción máxima de 60 años.
Se escriben así páginas determinantes en la historia de Javier López Zavala, identificado por sus fieles como el Factor Z.
De las anécdotas que se cuentan
El avión furtivo. Eran horas previas a la Consulta para que la mayor cantidad de personas que fuera posible, participaran en la suerte de la Revocación de Mandato. Y se apunta que, en la suerte, porque era evidente que Andrés Manuel López Obrador nunca estuvo en riesgo de ser destituido, pero su experimento consultivo sí podía descarrilarse. Como sucedió.
Un nuevo apagafuegos se presentó en el territorio.
No era Marcelo Ebrard, quien a ratos se muestra ubicuo y lo mismo puede encontrarse haciendo llamadas telefónicas para conseguir vacunas contra el Covid-19 que negociando con funcionarios estadounidenses algún tema de seguridad o platicando con empresarios sobre un entuerto.
Ese bombero, de mucho menor calibre en lo global, Adán Augusto López, secretario de Gobernación, recibió una encomienda ciertamente imposible de cumplir: impulsar la Consulta, darle oxígeno, mantenerla viva.
Así que el presidente echó manos a la obra y se aventuró a hablar en persona con gobernadores, dirigentes y actores relevantes para que la Consulta fuera un éxito.
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Y para hacer algo así, se ha dicho hasta la saciedad que el secretario de Gobernación fue transportado en un avión de la Guardia Nacional, un jet.
La prensa no lo ha dejado en paz y siempre responde que tiene la conciencia tranquila.
La especie que emplea para justificarse no es sólida: que viajó para atender reuniones de seguridad y que, por cosas de agenda, tenía que moverse velozmente.
La secretaría Rosa Icela Rodríguez no aparece en esos viajes y al menos en el papel, es la encargada de los temas de seguridad.
Así que la excusa hace agua por donde quiera que se le mire.
La omnipresencia de Adán Augusto no funcionó bien, pero cumplió con su chamba.
Mientras tanto, la secretaria de Seguridad Pública federal se desvanece cada día más, aplastada por sus propios compañeros de gabinete.
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